A semanas de cumplir los dos años en Castalia, Óscar Cano afronta, aunque a él no le gusta y menos aún lo verbalice, el partido más importante desde el punto de vista de su futuro en el CD Castellón. Ocho derrotas en los últimos nueve encuentros tienen la culpa de que la cita frente al Mirandés en Anduva (20.30 horas, Movistar LaLiga) marque bien el inicio de un trayecto menos espinoso y áspero en la vuelta a Segunda A, bien el final de trayecto para el granadino.

Cierto es que el Castellón cerró el primer tercio fuera del descenso, aunque con opciones incluso de ser colista cuando todos los equipos se pongan al día. Pero la involución, tanto desde la perspectiva de los resultados como de las sensaciones, han encendido las alarmas. Hasta el punto de que el entrenador se tambalee.

El granadino afronta la acuciante exigencia, al menos de puertas para afuera, con el mismo discurso y filosofía que le ha llevado hasta aquí. A una salvación milagrosa y a un no menos esperado ascenso a Segunda A. El club pocas veces ha vivido tamaño giro radical con un mismo ideólogo en el banquillo. Aunque, le guste o no al protagonista, el fútbol no tiene memoria es más que un tópico.

El '8'... y diez más

Se aferra al regreso de Carles Salvador, convocado ya el pasado miércoles. «Tiene todo aquello que nos exige la competición, pero su ausencia no nos exime de los malos resultados», introdujo Cano. «Tiene experiencia a sus 30 años, la capacidad del dominio de su puesto, representa la idea de nuestro juego, la calma... Si él está bien, será titular siempre, salvo por una acumulación de partidos en una semana», añadió. «Es el centrocampista más específico que tenemos, es vital», incidió. Su presencia nos ha hecho mejor equipo», recalcó.

Veremos si también lo está Rafa Gálvez, duda casi hasta el momento en el que los orelluts se desplacen esta mañana desde El Saler a Manises para volar a Vitoria y, de ahí, hasta Miranda de Ebro por carretera. Iago Indias y Jorge Fernández están descartados.

Habrá que ver los efectos de la última derrota en la alineación: «No podemos cambiar el once todas las semanas, no dar continuidad a las cosas que pueden tener su rendimiento». «Somos de los equipos que más han cambiado la portería y, sobre todo, la delantera», recordó. «No somos inmovilistas, pero no podemos pedir a los jugadores cosas que no pueden o no saben hacer», reseñó. «La gran mayoría de jugadores ha tenido su oportunidad», constató.

¿Cuál es la causa de la involución?: «Hay un bloqueo, derivado de que si empieza bien, consigue resultados y genera unas sensaciones... pero luego llega la realidad de la competición». «Hay jugadores a los que les cuesta, pero no hay que castigarlos para que esas cabezas vuelvan a su ser, aunque hay dos o tres que lo están pasando mal y a los que hay que dejar respirar», explicó el técnico.

Si el Castellón es la cruz, el Mirandés representa el anverso de la moneda. «Somos dos equipos con dinámicas muy encontradas», dijo, antes de apuntar: «No es normal que tengamos esta dinámica tan anormalmente larga». «Nos lo tomamos como un partido muy importante, vital», indicó.