El Castellón va a entrar en una nueva dimensión tras el perseguido y ansiado ascenso a Segunda División B. Tras siete largos años de miserias y sinsabores purgando en el cuarto nivel del fútbol español, la entidad albinegra va a dar un salto muy importante en su progresión hacia la plena profesionalización, justo después de sufrir la etapa más negra de sus casi 100 años de historia.

La entrada de José Miguel Garrido, nuevo hombre fuerte, en la cúpula directiva de la entidad va a aportar músculo económico y con ello un Castellón más sólido y acorde con su historia y también con sus objetivos. Desde el club albinegro abogan por ser ambiciosos. El ascenso a la categoría de bronce del fútbol nacional es solo la primera de las próximas paradas del equipo de la capital de la Plana.

Gran partida para el plantel

La pasada campaña la plantilla albinegra apenas superaba los 200.000 euros de inversión, una cantidad que se quintuplicará este verano hasta llegar al millón de euros. La apuesta por el ascenso, o al menos la pugna por el mismo, es una meta exigente pero acorde a la nueva realidad de un Castellón que, tras el infierno de la Tercera División, únicamente mira hacia arriba, hacia su regreso al fútbol profesional, ese que no pisa ni se siente protagonista desde la campaña 2009/10.

Es la temporada de la ilusión en albinegro, el ejercicio de la esperanza por recuperar su grandeza y por ello el club no va a escatimar esfuerzos en confeccionar la mejor plantilla posible para poder luchar por todo. José Miguel Garrido se ha metido entre ceja y ceja devolver al Castellón a la categoría que merece por historia, tradición y afición. Precisamente la hinchada ya ha demostrado tener muchas ganas de fútbol. Por falta de argumentos no será.