Primer partido de todo o nada de esta temporada para el Castellón, que cuenta con la ligera ventaja del empate 1-1 de la ida para rematar al Tropezón y sellar una nueva presencia, mañana, en el sorteo de la segunda eliminatoria de los play-off a Segunda B. No solo el marcador es favorable, sino también Castalia, preparado para la cita, ofrecido en directo, para todos aquellos que no estén en el coliseo de la avenida Benicàssim, por Televisión de Castellón Mediterráneo (18.00 horas).

Tarde, por tanto, de esas que dan vértigo. Se trata de seguir con vida o morir, deportivamente hablando. De que todo lo bueno que ha pasado desde que hace casi un año, Àngel Dealbert, Pablo Hernández, Vicente Montesinos y compañía desembarcaran en Castalia y pusieran los cimientos de un futuro más esperanzador para el albinegrismo, no quede mancillado por el KO. Un nueva frustración no tendría los efectos tan funestos como las últimas (se trata de la quinta tentativa de regreso a la categoría de bronce en siete años, cuarta consecutiva) por el salvavidas de un fuerte inversor como José Miguel Garrido pero una prematura eliminación supondría algo más que un duro revés.

HUMILDAD REFORZADA

Para evitarlo, Castalia se conjura. Nadie olvida esas tardes en Córdoba, Gavà o Tafalla; tampoco las decepciones, en ese mismo escenario, con Linares y Haro. El liderazgo desde el banquillo de Sergi Escobar, que también trata de desprenderse de ese funesto sambenito que le acompaña en las eliminatorias, ha redoblado la modestia con la que se afronta este momento de la verdad.

Por si no hubiesen los factores suficientes que estimulen a los orelluts, ahí está la presencia de Nuha Marong, el delantero fichado precisamente para ser un elemento diferencial en estas rondas. Debutar, debutará (arrastraba una sanción con su equipo de procedencia, el Atlético Saguntino, en Tanos), sin que resulte impensable que lo haga como titular en un once del que caería Cristian Herrera o David Cubillas. Veremos si Escobar se atreve desde el inicio o si guarda a la Pantera en la jaula del banquillo hasta la segunda parte.

REFLEXIONANDO

Si la suplencia en Santa Ana de Dealbert ya sorprendió, más aún sería que no lo hiciera de nuevo. Aquí el almazorense deshojaría la margarita entre Arturo Navarro o Enrique José Sampedro. La titularidad de Abraham Peleteiro y Kike Ferreres, como Alejandro Zagalá bajo los palos, no se discute.

Como tampoco ese doble pivote más frecuente en casa, con Javi Rubio y un Jordi Marenyà que dejaría la banda izquierda, donde no terminó de brillar hace siete días. Javi Serra es indiscutible por la derecha y por la izquierda, nuevo dilema: ¿Juanjo Gracia o un Iván Sales crecido -y recompensado- por el 1-1 en Tanos? Arriba, lo dicho: Cubillas junto Cristian... salvo que Escobar se la juegue y rompa apuestas.

ADIÓS AL FACTOR SORPRESA

El almazorense plantea un encuentro radicalmente distinto al de siete días, donde las singularidades de Santa Ana, poco practicable, incomodaron a los suyos. Esta vez el factor sorpresa ha desaparecido, así que, en igualdad de condiciones, los albinegros son favoritos pero nunca conviene fiarse, máxime cuando si algo le sobra a los cántabros, es experiencia. Su entrenador, Geli, aunque en terreno enemigo, planteará el mismo tipo de partido que allá.

Opciones tendrán, porque el marcador es lo suficientemente abierto para no considerar que la eliminatoria esté ya del todo decantada... pero ahí es donde Castalia también tiene que jugar sus cartas. Este sueño/desafío no puede acabar tan pronto y de forma tan abrupta. Aún no.