Hay futbolistas que deciden partidos y días que marcan campeonatos. El CD Castellón se ha empeñado en jugar el próximo play-off de ascenso a Segunda División A y, así, dio un paso de gigante en Ejea (0-1). Un gol de Juanto Ortuño, cuando el punto ya se daba por bueno, alegró el mediodía al albinegrismo, que redondeaba el notable fin de semana con el empate vespertino del Sabadell con la recuperación del liderato.

El Castellón había vuelto a mostrar su cara gris, la que tiene muchas veces cuando juega lejos de Castalia y que lo convierte en un equipo más plano y sin mordiente. Pero cuando tienes delanteros diferenciales como César Díaz o Juanto Ortuño, no puedes conceder ni una oportunidad, porque los rivales lo acaban pagando. La lección la aprendió el Ejea cuando ya moría el encuentro. Una llegada por la derecha de Íñigo Muñoz precedió al remate del delantero de Yecla, en el corazón del área, que daba los tres puntos a los orelluts. Algo prácticamente inimaginable cuando apenas se habían contabilizado remates a portería de los pupilos de Óscar Cano y luego de que Álvaro Campos se hubiese erigido como salvador, evitando el gol local.

No en vano, el Castellón tenía una misión en el Municipal de Luchán: sumar los tres puntos y situarse al frente del grupo III de Segunda B (el Sabadell recibía por la tarde al Llagostera). Y había muchos motivos para creer. El subidón a raíz del tanto de Adrián Lapeña en el minuto 94 para llevarse la victoria ante el Gimnàstic (3-2), hizo vivir a la afición uno de los días más emotivos de los últimos años en Castalia, devolvió al equipo a la segunda posición y lo colocaba a un punto de los arlequinados.

Sin embargo, ese premio doble que daba el triunfo en Ejea de los Caballeros no se vio reflejado en el césped durante la primera mitad, como, por otra parte, viene siendo habitual cuando los albinegros juegan a domicilio. La fluidez en el centro del campo, la verticalidad por los costados y, sobre todo, esa hambre de buscar la portería contraria, apenas se visualizó en los 45 minutos más espesos de las últimas jornadas. Y eso que Óscar Cano dio continuidad al mismo esquema que tan buen resultado tuvo ante los tarraconenses, con el 4-4-2 que viene utilizando durante todo el curso, pero con Rubén Díez como organizador junto a Carles Salvador en el centro del campo, dejando el puesto de interior diestro para Íñigo Muñoz y a Jorge Fernández en el otro costado, con César Díaz y Juanto Ortuño como la pareja incuestionable en la parcela ofensiva.

EL NUEVO ROL DE LA PEÑA

En defensa sí que tuvo que modificar el puzzle, porque Joseba Muguruza se cayó del once a última hora tras resentirse de unas molestias en la cadera. El vasco es el dueño del lateral derecho y la profundidad que da a un sistema con jugadores más combinativos y habituados a actuar por zonas más centradas se echó en falta en tierras aragonesas. Su puesto lo ocupó Adrián Lapeña, un central que se mostró muy seguro atrás, pero que no tiene la capacidad ofensiva de Mugu (segundo máximo asistente del equipo) para desequilibrar desde la banda.

El resto de la retaguardia fue la que ya recita de carrerilla todo albinegro, con Víctor García en el carril zurdo y con Rafa Gálvez y Eneko Satrústegui --ya reincorporado, después de su reciente paternidad-- como pareja de centrales.

Por su parte, el Ejea, que llegaba con las bajas de Imanol Sarriegi (lesión) y de Ramón López (acumulación de tarjetas), sorprendió al combinado castellonense con un planteamiento ofensivo tras encadenar tres derrotas consecutivas como local. El poderío de Ronald en el centro del campo y la presencia física de Seth en la punta de ataque puso en aprietos a un Castellón que dio un paso hacia atrás en el primer acto.

EL EJEA PERDONA EL 1-0

La primera ocasión del choque la disfrutó Seth en el minuto 19. El delantero cedido por el Cádiz se plantaba solo ante Álvaro Campos cuando apareció, de manera providencial Íñigo Muñoz, para arrebatarle el balón y evitar su disparo. De nuevo el ariete canario puso en jaque a la zaga albinegra, en el 39, pero su cabezazo, en una acción ensayada, salió rozando el larguero. Fueron dos avisos claros del Ejea antes del descanso; incluso le dio tiempo para rondar el 1-0 en una acción que sacó sobre la línea Adrián Lapeña tras el remate de Manu Molina y varios rebotes en el área pequeña.

En el otro lado del rectángulo de juego no se tenían buenas noticias. El balón no circulaba por posiciones peligrosas y ni Juanto Ortuño ni César Díaz recibían con ventaja. Solo una acción personal del murciano y su posterior disparo alto acercaron el uy. Un bagaje pobre para un equipo que dependía de sí mismo para seguir metiendo presión al líder.

Tras la reanudación no cambió el guion del duelo, con un Ejea incisivo que buscaba la portería de Álvaro Campos y un Castellón que se defendía con el balón, pero sin generar peligro. En este panorama, volvió a salvar el 1-0 el meta con una gran mano a un cabezazo de Ronald, que había ganado el salto a toda la defensa albinegra. Seguía estando más cerca el tanto local que el visitante y Óscar Cano movió rápidamente el banquillo, apostando de nuevo por Alfredo Gutiérrez como primer revulsivo y mandando a Jorge Fernández al banquillo.

La entrada del olotí dio una marcha más al equipo, que empezó a acercarse al área de Jon Ander. Avisó Rubén Díez con un lanzamiento de falta, pero Juanto Ortuño ajustició al Ejea en el tramo final, cuando restaban 10 minutos y tras desmarcarse de su marcador para recibir dentro del área el centro de Íñigo Muñoz y poner el único gol de la espesa matinal. Sexto en ocho partidos. Una victoria que tiene su peso en oro y que puede ser decisiva. De momento, de nuevo en lo más alto de la clasificación.