Óscar Cano ha sido presenta como nuevo entrenador del Castellón, sentado en la mesa junto a Àngel Dealbert (su gran valedor), en una sala con José Miguel Garrido, Juan Guerrero, Jordi Bruixola y Pepe Mascarell (o sea, la cúpula del club con mayúsculas). El granadino ha dejado muchas perlas en su puesta de largo.

El desafío del Castellón. "Yo tengo la posibilidad de no tener que buscar trabajo, porque tengo propuestas de renovación para estar en un país en unas condiciones inmejorables; y por mi formación de entrenadores en muchos países del mundo, lo que me proporcionaban más dinero que el hecho de ser entrenador".

El optimismo. "Vamos a salir de ahí, no porque haya venido el mesías, sino porque tenemos una plantilla para salir de ahí". "En los partidos que he visto, Lleida o Hércules, no he visto tanta superioridad para que nos saquen casi 20 puntos".

La situación. "Es la mejor que se puede encontrar un entrenador. ¿Se puede estar peor? Hemos tocado fondo, yo el primero porque formo parte del barco".

La prioridad. “Hay que buscar todo lo bueno que tienen escondido estos futbolistas. Cuando he visto las taquillas, he pensado: ¡joder, con estos jugadores se pueden hacer cosas!"

Su idea. "No tengo la plantilla del Barça, pero no vamos a jugar a algo en lo que no crea, porque al jugador le estaré diciendo que es más malo de lo que es. No venimos a tocar el violín, sino a ganar".

Defensa del vestuario. "No voy a dar mensajes que sometan a un mayor estrés a las cabezas de los jugadores. Os pido que los excluyáis: sI fallan un gol bajo palos, el culpable soy yo. Así se van a soltar y empezaremos a verlos con otros ojos".

La meta. "Yo no he dicho que no necesite refuerzos, sino que tienen que dar lo mejor de sí mismos. El proyecto en sí marca que debemos ponernos unas metas más ambiciosas: con el potencial y lo que pueda venir, si somos capaces de fusionarlo bien, podremos optar a otra cosa".