Las autonómicas y municipales del 2015 cambiaron por completo el mapa político español. La caída del PP y la irrupción de Podemos, con el PSOE no dejándose excesivos apoyos por el camino y Ciudadanos dando sus primeros pasos a escala estatal, provocaron que socialistas y morados se hicieran con el poder en importantes comunidades y ciudades antes gobernadas por los conservadores. Ahora el escenario es muy distinto. Al calor de la crisis territorial en Catalunya el centro-derecha se ve con más fuerza cara a la cita de mayo del año que viene. Todas las miradas se dirigen al partido naranja, al que la mayoría de las encuestas colocan en cabeza en unas generales.

La primera prueba será Andalucía, que celebrará elecciones en marzo, si no hay adelanto. La victoria de Susana Díaz es muy probable, pero si Cs logra superar al PP y colocarse en segunda posición, el partido de Mariano Rajoy entraría en un clima de máximo nerviosismo. Depende de cómo se salden las autonómicas y municipales, el presidente del Gobierno podría anticipar las generales o abrir su sucesión, mientras se da por seguro que Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera repetirán como candidatos a la Moncloa.

Madrid y Valencia son dos territorios clave para el PP, sobre todo el primero. La figura de Cristina Cifuentes, presidenta de la comunidad, ha alcanzado cotas máximas de descrédito a raíz de la polémica sobre su máster, obtenido con notas presuntamente falsas. Los populares aspiran a reconquistar el ayuntamiento de la capital, pero Rajoy todavía no ha decidido a quién designará como aspirante. El nombre que más suena es del de Pablo Casado, pero en la lista, señalan fuentes de la dirección del partido, también podría estar la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. En gran parte de los territorios, el PP presentará esta vez candidatos nuevos y más jóvenes, frente a la generación de históricos con la que compitió, con malos resultados, tres años atrás.

Los socialistas, mientras tanto, aspiran a que la bajada del PP por su pugna con Cs, unida al estancamiento de Podemos, les convierta en la primera fuerza en las municipales en toda España, encarando así las generales con renovado optimismo. En el 2015 se quedaron cerca, fallando en las grandes ciudades, que siguen siendo su asignatura pendiente. El partido que lidera Sánchez se conformaría con repetir los resultados de entonces, cuando logró el poder en seis autonomías y en varias capitales de provincia, sobre todo andaluzas, pero teme que la suma de conservadores y naranjas provoque su desalojo. “Todas las comunidades están en peligro”, admiten fuentes de la dirección del PSOE, que aún no ha encarado el proceso de elección de sus candidatos. Se da por hecho que todos los presidentes autonómicos repetirán.

El tíquet Carmena-Errejón

Podemos, en el mismo sentido, aspira a “consolidar” los resultados del 2015, informa Iolanda Mármol. El verbo utilizado por la cúpula del partido ilustra sus discretas expectativas. Los morados ven peligrar alcaldías clave, como Zaragoza, Santiago y A Coruña. Su gran apuesta sigue siendo Madrid, donde Manuela Carmena, la alcaldesa, repetirá salvo cambios de última hora, compartiendo cartel con Íñigo Errejón, que aún no ha sido elegido como candidato a la comunidad pero ya actúa como tal. El partido de Iglesias cree que este es un “tíquet ganador”, y confía en retener la primera plaza y alcanzar la segunda, gracias a los pactos con los socialistas.

El ambiente es otro en Cs. El partido ha tenido hasta ahora un muy modesto peso en municipios y comunidades, pero en el último año se ha esforzado en crear estructuras donde antes no las tenía (sobre todo en las zonas rurales de Andalucía, Extremadura, Castilla-la Mancha y Castilla y León), y espera que el tirón demostrado en las elecciones catalanas de diciembre, donde fueron la fuerza más votada, continúe en los comicios de mayo del año que viene. “Según las encuestas, en muchos sitios les tocará decidir a populares y socialistas si apoyan o no un gobierno de Ciudadanos”, anticipa su secretario de Organización, Fran Hervías.