Cevisama ha aportado optimismo a la industria castellonense que, no obstante, tiene que hacer frente en el corto y medio plazo a cinco cuestiones problemáticas. De su resolución exitosa (o no) dependerá en buena parte el crecimiento del presente ejercicio para el Tile of Spain.

La más acuciante es la anunciada huelga de los estibadores, una preocupación latente durante el desarrollo de Cevisama. Los empresarios del sector temen que este conflicto laboral lastre la salida natural de las exportaciones cerámicas a través del puerto de Castellón. Si la cuestión se enquista y se prolonga en el tiempo, las pérdidas pueden ser irreparables, tanto en la pérdida de pedidos como en la credibilidad del azulejo español frente a otros competidores. El sector clama por una solución inmediata.

Otros de los puntos calientes para el Tile of Spain están en Estados Unidos y en Inglaterra. Ambos mercados son hoy dos de los mejores compradores para la cerámica castellonense, pero la llegada al poder de Donald Trump, con su conocido aprecio por las políticas proteccionistas, como la consecución del brexit, podrían castigar de forma muy perjudicial las ventas.

La Federación Rusa también preocupa. La recesión en este país, que hace no tantos años era el destino top para el Tile of Spain, ya parece haber tocado fondo y las previsiones de crecimiento, aunque mínimas, pueden suponer un balón de oxígeno para el sector azulejero.

Por último, el contencioso antidumping iniciado por Marruecos contra la cerámica española y el levantamiento del veto a las importaciones chinas por parte de la UE son los dos últimos focos de incertidumbre al que tiene que hacer frente el clúster.