Creadas en 1727, las instalaciones de la Real Fábrica del Conde de Aranda, en l’Alcora, son la cuna de la pujante industria cerámica actual en Castellón. Esta primera factoría sentó un precedente, y fue ayer, en el transcurso de Cevisama, cuando el consistorio dio a conocer los avances en el ambicioso proyecto cultural para la puesta en valor del edificio, de 9.000 m2 de extensión.

El alcalde, Samuel Falomir, explicó el recorrido realizado desde el año 2016, con la adquisición del espacio y la previsión de que en este 2020 abra sus puertas la primera parte de las instalaciones de manera regular. Una propuesta «que tiene como horizonte el año 2030», destacó el primer edil, cuando quedarán completadas las diferentes fases de rehabilitación, gracias a la ayuda de las administraciones, entre las que Falomir citó las inversiones a cargo del 1,5% cultural del Ministerio de Transportes.

Los asistentes a esta presentación conocieron las líneas de actuación marcadas por el plan director, que no solo se encarga de recuperar el edificio, sino también de estudiar todos los elementos empleados para la fabricación de cerámica en sus más de dos siglos de funcionamiento.

DOCUMENTACIÓN

La diputada provincial de Cultura, Ruth Sanz, anunció en este acto que la corporación provincial cederá la documentación que obra en su poder relacionada con esta fábrica, a fin de engrandecer la dimensión cultural de este plan. Con estas iniciativas, la capital de l’Alcalatén se consolida como un referente del turismo industrial, gracias a su capacidad para explicar el pasado y el presente de un sector muy ligado al devenir de Castellón.

Entre las iniciativas que ya hay en marcha están las rutas de patrimonio, con 33 paneles repartidos por la ciudad, con la Real Fábrica como punto de partida, o el itinerario educativo, que incluye vídeos y piezas que reflejan los primeros años del sector.