--¿Cuál es el estado de salud del Colegio de Ingenieros industriales de Castellón?

-El número de proyectos visados creció en 2019 un 8,5%; por lo tanto podemos decir que es buena. Hay que recordar que nosotros visamos los proyectos para garantizar que cumplen con los índices de seguridad que marca la ley. Y, de esta manera, los proyectos están amparados por una póliza de seguros. El nuestro es un sector que está sujeto a incidentes pero en el Colegio no tenemos paro. Los ingenieros industriales tenemos una formación generalista y los conocimientos básicos de diferentes técnicas… y eso se aprecia en las industrias, porque tienen una mente abierta. Lo que busca la gente es que le resuelvan los problemas y a eso se dedica un ingeniero industrial toda su vida.

--¿A qué se debe el incremento?

-A que en la provincia hay una actividad en lo que se refiere al desarrollo de nuevos proyectos, pero también porque hay más inspecciones de la Administración que localiza actividades que no están correctamente legalizadas y las obliga a ser visadas para que sean legales.

--¿Cómo se ve desde el Colegio la situación del sector cerámico?

-Castellón debe felicitar a sus empresarios porque han hecho grandes reinversiones en fábrica nueva. No han repartido dividendos y han preferido invertir para el futuro, porque la inversión es lo mismo que el ahorro. La finalidad es crear riqueza y la riqueza la crea la iniciativa privada.

--¿El empresario azulejero ha realizado bien su labor?

-Sí. Aquí se hicieron los primeros hornos multicanales, los hornos túneles, el horno de rodillo continuo… Luego llegó la monococción y la introducción del gas en las plantas, lo que permitió multiplicar la capacidad de producción. Recientemente ha aparecido el inkjet, un desarrollo de Castellón, y luego los labs, que son grandes planchas de azulejo que pueden llegar a medir más de tres metros y que hay que manejarlas con ventosas y permiten la entrada a un nuevo nicho de mercado: ya se pueden hacer decoraciones continuas… O sea que yo tengo que decir que los industriales de Castellón han cumplido con su obligación de empresarios. Son buenos empresarios.

--¿Y de dónde vienen los problemas para el sector?

-Los problemas vienen de agentes externos que son, por ejemplo, otras naciones que acceden a los mercados y que tienen otra cultura industrial, social y otro nivel de renta. Esto, junto con el ecologismo y las menores exigencias ecológicas para esos nuevos agentes, crea una competencia. Y eso sin pensar en las barreras arancelarias que pueden poner esos terceros países, la carga tributaria española y el coste de la energía… Son factores que no están dentro de la fábrica, son externos, y de ahí puede venir la incertidumbre. Por lo tanto, hace falta gente de amplia visión, con formación generalista, en las empresas. Nosotros, en el Colegio, somos grandes defensores del generalismo porque nuestra carrera lo entraña. Un generalista tiene más soluciones porque conoce las diferentes técnicas y sus fundamentos.

--¿Qué puede hacer el empresario y el técnico cerámico?

-Pensar que la solución no está dentro de la fábrica. Se debe mirar más fuera de ella. Hay que anteponerse al problema y considerar que el producto no está acabado hasta que se ha vencido a la competencia. Hay que dedicar más atención a las condiciones que pueden afectar a la competencia. Tienes que luchar muchísimo en Madrid para que bajen el precio del gas.

--Eso ya es un trabajo político…

-Estamos hablando de solucionar problemas y, al mismo tiempo, de tener otro ojo en la competencia ilegal de estos países que tienen normas más laxas: mientras los empresarios de la provincia están pagando cánones punitivos de monóxido de carbono, los otros no lo hacen. Eso se traduce en que los que cumplen las normas venden menos.

--¿Hay que ser más reivindicativos ante la Administración…?

-Yo no diría más reivindicativos… Hablaría de tener una interlocución directa y fluida con la Administración. En mercados estabilizados no es tan importante, pero en otros emergentes…

--La excelencia productiva hay que buscarla fuera de la fábrica.

-Exacto: hay que buscar fuera de las fábricas la solución a los problemas que nos son impuestos, como el coste del gas, el precio de las materias primas, la creciente factura energética, la penalización por la protección del ecosistema… Hay fabricantes en Castellón que pagan más de un millón de euros al año comprando derechos de emisión de CO2… Eso es duro porque conlleva el efecto marginal de tener que subir un 5% el precio del producto porque las curvas de oferta y demanda varían totalmente.

--¿Qué ha aportado Qualicer a la industria cerámica?

-Qualicer es un congreso que tiene en su ADN la visión generalista de los ingenieros industriales. Hemos abierto la mente de los empresarios y es la mejor tarjeta de visita del sector cerámico provincial. Cuando hace 33 años iniciamos el congreso con la Cámara de Comercio de Castellón la calidad era básica para poder ganar en una empresa. Con Qualicer se lanzó el mensaje subliminal a todo el mundo de que en España, en el clúster de Castellón, se hacía calidad. Este año esperamos recibir a más de 500 congresistas de 35 países.