Las buenas sensaciones se confirman. Cevisama, la primera gran cita del año para el sector cerámico es ya, como mínimo, la palanca que eleva el tono para una industria preocupada --y muy ocupada-- como consecuencia de la desaceleración de la economía internacional. En el ecuador del certamen que hoy entra ya en su recta final se ha echado en falta más clientes de China, condicionados por la celebración de su año nuevo; o Turquía e India, países que celebran sus propias ferias sectoriales en fechas cercanas; pero muy poco más. El resto de mercados se está comportando incluso mejor de lo esperado, inyectando una muy necesaria dosis de optimismo en un momento complicado. Un elemento clave también para elevar la moral que luevo mueve también el negocio es la reapertura de Argelia, aunque con condiciones, de modo provisional y sin fijar periodo, confirmada ya, para los productos cerámicos. En cualquier caso, tiene el doble efecto inmediato de devolver el mercado al tablero de juego y proporcionar oxígeno a las zonas en las que se entró a presionar tras el cierre del mercado. Son claves de una jornada en la que Deloitte emitió su informe anual, en el que avanza el principio del fin de los procesos de concentración empresarial en la actividad. También confirma la evidente ralentización del sector, que cuenta ahora con más armas para combatirla.