Que este ejercicio hasta 16 mujeres hayan mostrado su disposición a servir a la Mare de Déu de la Soledat durante un año y celebrar así la singular fiesta de les Camareres de Nules podría considerarse un hecho excepcional, atendiendo a que hasta hace algún tiempo parecía complicado encontrar a jóvenes proclives a asumir estas funciones.

La situación cambió cuando las féminas que vivieron esta experiencia hace medio siglo decidieron rememorar aquellos días y, hasta hoy, no han faltado voluntarias, en unas ediciones con más participación que en otras, como sería este el ejemplo.

La de ayer fue una jornada especial para las jóvenes que remataban 12 meses dedicados, como manda la tradición, al mantenimiento de la capilla de la patrona (Helena Flich Bonet, Lucía Albiol Pardíñez, Mª Jesús Prior Bruno, Sara Martínez Romero, Ana Arechavaleta Guinot, Susana Gil Castillo y Mª Jesús Bruno Martí), a las que se sumaron las veteranas que celebraban esta vez el 50º aniversario (Mª Carmen Roselló Monlleó, Lola Doñate Cifre, Mª Carmen Mechó Martí, Josefina Castelló Carreguí, Mª Amparo Salafranca Monlleó, Mª Rosa Palmer Valero, Lola Martínez Romero, Mary-Carmen Romero Roselló y Conchita Oya Arámbul).

Todas ellas iniciaron los actos participando en la misa en la que intervino como orador el párroco de Xilxes y la Llosa y canónigo de la catedral de Segorbe, Antonio Sanfélix, quien, en su sermón, ensalzó el valor de «la fe y la devoción que profesa la localidad de Nules, con todo lo que eso supone por lo mucho que mueve».

Sanfélix incidió en esa tradición tan arraigada en el municipio, que se caracteriza por la típica visita de los viernes a la capilla, tan extendida y que sobrevive al paso del tiempo; que también lleva a muchas madres a inscribir a sus hijas nada más nacer para que, con 9 años, puedan ser los ángeles que acompañan a la Soledad en la procesión de ayer; así como por la vocación que lleva a las mujeres a ser Camareras.