Si los toros llegan a entrar en un pueblo «hubiera pasado una desgracia». Con esta contundencia se expresó ayer Pepe Badía, propietario de la ganadería Xicla de Tales, finca de gran tradición taurina de donde escaparon este fin de semana dos astados, de más de 450 kilos, que fueron abatidos ayer a tiros por la Guardia Civil, decisión que tomaron «por motivos de seguridad», afirmaron fuentes del instituto armado.

A primera hora de la mañana del domingo fue cuando el gerente del hierro advirtió a las seguridades de que echaba en falta dos ejemplares bravos, de tres años y medio de edad. Todo indica que los animales desaparecieron tras su descarga el pasado viernes.

OPERATIVO

A partir de ese instante, la Serra d’Espadà entró en alerta y se montó un dispositivo de seguridad para localizar a los morlacos fugados por la zona forestal, entre Tales y Onda. A mediodía, los bomberos del Consorcio Provincial, del parque Espadà Millars, se sumaron al operativo, que fue por tierra y aire, al participar también un helicóptero.

Sobre las 17.00 horas, «en una localización muy complicada, con dos metros de maleza», según relató Badía, fue cuando perimetraron a los toros, «que estaban cerca de la valla del cebadero, en puntos separados», añadió.

Al tenerlos controlados, pero con el riesgo de que escaparan, el Seprona tomó la decisión de matarlos con varios tiros. «Se escucharon desde el municipio», dijo el alcalde de Tales, Vicente Juan.

Una vez sin vida, los toros fueron llevados a la ganadería para su posterior traslado a una planta de tratamiento de animales muertos. «Fue lo que se tenía que hacer y no pasa nada por el dinero que he perdido, lo importante es que no ocurriera algo peor», sentenció el amo de la Xicla.