Todos los días, a las 19.00 horas, cunde la alarma entre los bañistas de la playa más al sur de Nules, en el límite entre les Marines y Ratjadell. En uno de los instantes de mayor afluencia, se ha convertido en una tónica habitual que, a través de un canal de evacuación, aparezca un importante vertido de agua turbia que desemboca en el mar, lo que lleva a la mayor parte de los usuarios a volver a casa, por el color oscuro y el mal olor que desprende el reguero. No todas las personas que son testigos a diario de esta circunstancia conocen el origen de esta molestia, pero es algo frecuente, como confirma el alcalde, David García. Se trata de la evacuación de la conocida finca del Pou, una extensión de terreno agrícola que se halla bajo el nivel del mar y que suele acumular grandes cantidades de agua, en especial cuando se producen episodios de lluvias abundantes, como sucedió recientemente.

FOCO DE MOSQUITOS / Podría decirse que esta parcela privada se ha convertido en la particular penitencia del Ayuntamiento, porque año tras año es identificado como un foco de alto riesgo de proliferación de mosquitos. De hecho, los tratamientos aquí suelen ser intensivos de manera habitual, más si cabe cuando llueve. García advierte de que «es necesario» drenar el terreno, porque el agua estancada y las altas temperaturas son el caldo de cultivo idóneo para la reproducción de diferentes especies de dípteros.

POR LA NOCHE / El alcalde resalta que el vertido no es nocivo para la salud de las personas, pues no es más que «agua de lluvia», sucia por los arrastres del terreno. Esta evidencia no es un consuelo para los bañistas, a los que no solo les preocupa la suciedad y los malos olores que este improvisado río genera, sino también que contenga productos fitosanitarios propios de trabajos agrícolas.

Es por ello que desde el consistorio se insiste en la inocuidad del vertido, aunque reconocen que se trata de una molestia que se puede evitar, de ahí que valoran que se lleven a cabo las tareas en un horario nocturno.

El munícipe remarca que «este año parece que el tema de los mosquitos está controlado», insiste. «Si no vaciáramos la zona del Pou, las quejas vendrían por otro motivo», indica. Al respecto, hace algunos años, el Ayuntamiento negoció con el propietario de la parcela la gestión de los motores de evacuación para controlar mejor los niveles.