Los habitantes de Alcalà de Xivert se reencontraron ayer con una de sus tradiciones más queridas, con la celebración de la fiesta de Santa Llúcia, en la ermita situada a más de 300 metros de altitud, y desde la que se divisa una privilegiada vista de buena parte del núcleo de Alcossebre. A diferencia de la vez anterior, el tiempo acompañó en todo momento, y el desarrollo de los actos se pudo realizar como estaban previstos.

En cada ocasión, son un grupo de familias o amigos del municipio los mayorales, encargados de llevar a cabo los preparativos de una costumbre que recuerda la cercanía de las fechas navideñas. En esta ocasión, fueron nueve los integrantes del colectivo. «Teníamos mucha ilusión, porque nos apuntamos hace 12 años», tal y como comentó uno de ellos.

Por otro lado, el entorno del ermitorio ha cambiado, ya que el edificio anexo, construido hace más de medio siglo, ya ha sido totalmente derribado. Por el momento, en su lugar había unas vallas de obra, hasta que se emprenda la construcción de un mirador panorámico. El alcalde, Francisco Juan, detalló que a comienzos del ejercicio del 2018 «se hará la ejecución, de entre las diferentes compañías locales a las que se ha invitado para participar».

Entre la desaparición de la estructura y el proyecto preparado se ha realizado un estudio arqueológico, para certificar que no hay restos a analizar, y que supusieran un cambio fundamental en la hoja de ruta marcada.

Al atractivo paisajístico del paraje se unen otros incentivos, como los poblados de épocas pasadas. La civilización más antigua data de hace 4.000 años, según las excavaciones realizadas.