La plaga de la procesionaria también pone en vilo a los vecinos de Benicàssim, tras saltar la alarma en otros municipios de la provincia como Alcalà de Xivert y Morella. Y es que las altas temperaturas y el buen tiempo de este invierno han adelantado la proliferación de esta peligrosa oruga, cuya presencia suele propagarse más a lo largo de la primavera.

Según denuncian los vecinos, en urbanizaciones de montaña como Montornés «está plagado». Hay tanto en las parcelas privadas como en los bosques públicos. «De hecho, unos residentes de esta zona han contratado a una empresa privada para hacer tratamientos en el bosque que tienen cerca de su casa», manifestaron a este periódico.

Y es que, como es sabido, esta oruga puede resultar especialmente peligrosa para perros y niños y se debe extremar la precaución, por lo que se aconseja ni tocarla ni chuparla. Benicenses también alertan de la presencia de este animal en otras aceras de zonas como el ambulatorio, junto a la plaza de Les Corts Valencianes; y en la Gran Avenida Jaime I, muy cerca del parque de la urbanización Alborán.

Una residente de Montornés explicó que es tan peligrosa que no es necesario tan si quiera tocarla para tener una reacción inmediata. «Mi padre tuvo que ir al hospital porque se le hincharon mucho la cara, el cuello, los brazos... le dio alergia. Y yo también me llené de ronchas en seguida». «Y eso que tan solo nos alcanzó algún pelito de la oruga que salió volando», explicó esta afectada.

Al mismo tiempo que manifestó su preocupación, pues tiene varios perros. Los canes, por curiosidad, suelen oler el animal o chuparlo. «Una perrita que conocemos se acercó demasiado y, solo por olerla, se le hinchó toda la cara y le causó una necrosis en la lengua. Incluso tuvieron que quitarle la punta por este motivo», trasladó esta benicense.