Almassora es fiel a sus tradiciones. Y este lunes, como cada 22 de mayo, miles de vecinos recogieron su ración de arroz de les Calderes, fiesta de interés turístico provincial, en el día grande de Santa Quitèria. Un gesto simbólico que rememora lo que antaño surgió por la solidaridad del pueblo.

El centro neurálgico de la población acogió la elaboración en público de 22 de calderas, mientras que el almacén municipal albergó la preparación de otras 30. Un total de 7.280 raciones que se sirvieron a los asistentes. También fueron repartidas 150 cassoletes en domicilios de los vecinos que padecen algún tipo de discapacidad y no pueden acudir.

14 kilos de arroz, 14 de pollo, dos y medio de costilla, tomate triturado, guisantes y ajos son los ingredientes de cada una de las calderas y que dan como resultado un arroz que los almazorenses degustan una vez al año. Este lunes, miles de ellos hicieron largas colas para conseguir su ración gracias a la colaboración de dos grupos que suman 38 voluntarios, además de la Junta Local de Fiestas y el Servicio Municipal de Mantenimiento y Logística.

En el acto institucional en la plaza de España, la alcaldesa, Susanna Nicolau; junto a la concejala de Fiestas, Isladis Falcó, entregó un cheque con la recaudación de la venta de pañuelos y cintas a la Pía Unión de San Antonio. Además, la primera edila otorgó la Caldera de Honor a los gerentes de la empresa familiar Jabones Beltrán con motivo de sus bodas de plata en Almassora.

MISA SOLEMNE

El día grande de Santa Quitèria comenzó con el volteo general de campanas y el disparo de carcasas. La iglesia de la Natividad acogió la misa en honor a la patrona con la presencia de la reina, Paula Cubertorer, y sus damas, junto a las autoridades. Tras el oficio religioso, Baldayo’s disparó la mascletà en la calle Enrique Limo Escultor.