Día histórico en Almassora. El inicio de los trabajos pesados de demolición del edificio 167 de la avenida José Ortiz supuso este martes el principio del fin del Grupo B, en el que la maquinaria de la empresa Construcciones y Desmontes Ribera Navarra empezó a reducir a escombros los 38 pisos que quedaban en pie del inmueble.

La entrada en escena de las grúas permite retomar un derribo que llevaba paralizado desde hacía 23 años, ya que las otras 56 viviendas (el grupo constaba de 94 inmuebles inicialmente) fueron demolidas en el ya lejano 1998.

Antes de que el polvo de los escombros empezara a salir de la finca, la Policía Local tuvo que escoltar a primera hora a los operarios de la empresa, desde el acceso a la localidad hasta el edificio, ante la dificultad para maniobrar por las dimensiones de grúas y el resto de vehículos desplazados.

Para no tener sustos con los transeúntes, queda restringido mientras dure el derrumbe (el plazo oficial marca que tiene que estar terminado como muy tarde en marzo) el paso de peatones de la avenida José Ortiz, limitado únicamente a la acera norte para evitar posibles riesgos. Así, los operarios disponen de un espacio más amplio para poder trabajar.

El particular 'Gordo' de la Lotería

Para comenzar el derrumbe de la fachada, Almassora vio el pasado 22 de diciembre, día del sorteo de la Lotería de Navidad, cómo le tocó su particular Gordo con el inicio de los trabajos previos al derribo, con el desmontaje de estructuras internas, la retirada de los sanitarios, la red eléctrica y las canalizaciones o la limpieza de basura, voluminosos y la tabiquería interior. El objetivo de priorizar estas tareas manuales no era otro que evitar las mayores molestias posibles al vecindario de la finca colindante al del edificio 167.

La esperada actuación, que tiene un presupuesto de 269.047,05 euros que asume Vivienda, cumple así el acuerdo alcanzado entre la Generalitat y el Ayuntamiento, como se comprometió el conseller Rubén Martínez Dalmau en sus dos visitas a la localidad en el 2020.

Para la alcaldesa, Merche Galí, que estuvo a pie de obra, el inicio del grueso de los trabajos de demolición es «el cumplimiento de la palabra» que dieron a «Almassora y, en concreto, al barrio de Fátima» y que, pese a las dificultades, «hoy (ayer para el lector) se materializa a la vista de todos», dijo.

Casas tapiadas y una okupa muerta en un incendio en el 2013

Además de para el equipo de gobierno, que tenía como una prioridad absoluta de la legislatura acabar con el Grupo B, la noticia supone también un alivio para los vecinos del barrio Fátima, que han visto cómo los 38 pisos que faltaban por demoler acumulan un historial vinculado a la delincuencia y la marginalidad, con viviendas tapiadas en un edificio completamente abandonado y con desprendimientos. Aunque las casas llevan varios años deshabitadas, una okupa murió en octubre del 2013 a causa de un incendio en el somier donde dormía.