El Consell Municipal d’Associacions Veïnals d’Almassora se ha reunido esta semana para cerrar el borrador de la modificación de la ordenanza de convivencia ciudadana que permitirá regular el funcionamiento de los casales en 2020. La alcaldesa, Merche Galí, y la concejala de Participación Ciudadana, María Luisa Renau, presidieron el foro al que asistieron con representantes de la playa, Fátima y la Vila, entre otros distritos.

“El acuerdo con las partes, que ha sido muy largo en el tiempo por las posturas iniciales muy polarizadas, permitirá elevar al pleno la modificación de la ordenanza antes de que acabe el año para estrenar los cambios a partir de 2020”, según Galí. De esta forma, el Ayuntamiento abrirá un registro imprescindible, más estricto que el actual, para que todos los casales se registren y aporten sus datos, además de cumplir “unos requisitos mínimos”.

En este sentido, Participación Ciudadana y Alcaldía han acordado con las partes la comunicación de qué peñas están en funcionamiento, dónde están ubicadas, en qué lugar desarrollan su actividad y solicitarles que cumplan unas medidas mínimas pero necesarias como un aforo máximo, que tengan un extintor de incendios y un lugar adecuado para tirar la basura y así no ensuciar la calle.

Una de las partes más reclamadas por el vecindario para acabar con las molestias por los ruidos ha sido el consenso de los horarios de apertura. Galí ha defendido que “esta problemática que compartimos con muchos otros municipios nos lleva a defender que todos podemos convivir perfectamente si somos respetuosos”, de manera que el nuevo borrador diferenciará unos horarios para los periodos de fiestas y otros más estrictos para el resto del año, que es el momento en que más quejas recibe el Ayuntamiento por las molestias.

Los residentes, sobre todo los del casco antiguo, reclaman un control más estricto en la actividad al margen de la semana de fiestas patronales de Santa Quitèria y la Mare de Déu del Roser. “Los vecinos se quejan cuando les toca convivir con un casal cerca y los usuarios de estas viviendas reclaman también su derecho de reunión como espacio de ocio, de manera que tenemos que buscar el equilibrio y ceder desde ambas partes”, según Renau.

Así las cosas, la modificación de la ordenanza informará a residentes y casales de los horarios en los que pueden desarrollar su actividad con normalidad y cuál es el momento de recoger para favorecer esa convivencia entre todas las partes. Tras la aprobación por el pleno en este último trimestre del año, el consistorio se compromete a abrir en 2020 un periodo de adaptación para que todas las partes se acostumbren al nuevo reglamento, de manera que en las fiestas del Roser del próximo año tenga vigencia plena.