No hay distancia que esté demasiado lejos y Almassora sintió ayer el toreo. El que se creó en Zaragoza poco antes de las 19.00 horas. No conseguía alzar el vuelo la tercera tarde de feria con el segundo toro en la calle hasta que llegó la noticia: Varea había indultado un novillo en la Feria del Pilar de la capital maña. La suerte del paisano compensaba todo el sufrimiento de los aficionados en la Vila.

“Almassora tiene torero”, repetían para sus adentros mientras el ejemplar de Cebada Gago, patrocinado por las peñas La Tribu, Roser, Arte y Gin-Tonic, recorría la calle San Vicente, donde le dio candela El Richard con la chaqueta. Planeador, marcado con el número 83, no había planificado el triunfo del almassorí. Aunque tampoco dio razones para que el público estuviera con él desde que salió de corrales con Raulillo frente a Ca la Vila.

Abrió plaza el astado de Manolo González Sánchez-Dalp, financiado por la peña El Caragol, a las 18.00 horas. César Palacios, poseedor del último trofeo al mejor recorte de salida, no pudo demostrar su temple al ir directo hacia la salida de la calle San Joaquín. Se lo pensó Arrogancia y volvió al emblemático coso, en el que José Antonio El Bicho tuvo un pequeño susto al entrar al cadafal.

Resultó parado el número 92, con el que Patricio desplegó esa chaqueta roja en la que muchos ven un capote. Otro torero natural de Almassora.

Difícil lo tenía el tercero, de la ganadería Villamarta, para quitar protagonismo a la faena de Varea. Casi imposible. Porque a esas horas los corrillos taurinos que cada tarde se forman en el recinto no tenían otro tema.

Lo intentó Rinconejero durante su exhibición, a pesar que dejó plantado a Borja Gimeno, a quien se le encomendó recibirlo. El de la peña El Comboi, que no iba a ser embolado durante la noche, dejó algún detalle más que sus compañeros de cartel. No fue una gran tarde para las fiestas, pero sí un gran día para todos los aficionados taurinos porque Almassora tiene torero. H