Más de dos años después el skyline del paisaje urbano del centro de Altura continúa teniendo un objeto que sobresale. Es una antena de telefonía móvil que una compañía colocó en lo alto de un edificio. A pesar de las múltiples reivindicaciones y protestas semanales, la instalación continúa allí y alertan de afecciones a los vecinos de la zona.

Uno de ellos, Jesús Picazo, explica que «personas que vivían por aquí se han mudado, otros se quejan de que no descansan, que tienen trastornos de sueño, a lo que hay que sumar el enorme impacto visual que tiene, es una cosa de vergüenza que siga allí».

Picazo forma parte de la plataforma No a la Antena que cada viernes se reúne en la plaza Cueva Santa para hacer una cacerolada y juntar a los ciudadanos para pedir el traslado de este aparato. «Llevamos más de dos años pidiendo que se saque fuera, no nos hacen caso, hay gente que se ha gastado dinero en pintar y colocar telas metálicas, pero no sirve para nada y, además, con una guardería a unos 50 metros».

RESIGNACIÓN // Desde el Ayuntamiento, el alcalde de este municipio de cerca de 4.000 habitantes, Miguel López, se muestra resignado ante esta problemática. «Nuestra postura es clara desde el principio, hemos aprobado mociones en el pleno, queremos sacar la antena fuera del casco urbano, pero la ley ampara a Vodafone, que es la propietaria, y ellos no parecen que tengan interés en quitarla, junto a que las mediciones marcan que no sobrepasan los umbrales de niveles de radiación. Insistiremos, pero no se puede hacer nada más», indicó.

CONSENSO // En las últimas concentraciones, los vecinos manifiestan el deseo de llegar a un consenso en el que ellos participen junto al consistorio y la empresa, «confiando en la buena voluntad de las partes», apuntaron. También luchar junto a otros colectivos para retirar estos dispositivos de los centros urbanos.