Las declaraciones del edil del PSOE Javier Ferreres sobre la polémica que podría suscitar la abstención de su grupo municipal en la moción sobre la retirada de la Cruz de los Caídos fueron una especie de premonición, con un fundamento real.

Ayer por la mañana, en la sede del partido y en la propia escultura aparecieron unas pintadas que los socialistas condenaron reclamando que «en la confrontación de ideas debe de haber respeto y civismo».

El PP local aprovechó para «tender la mano» a la alcaldesa «para que abandone a los radicales».