Por primera vez en más de 50 días, la alcaldesa de les Alqueries, Esther Lara, salió este jueves a la calle. Consciente de que estaba entre los grupos de riesgo, ha vivido completamente confinada y ha ejercido su cargo de forma telemática, sufriendo lo que otros vecinos que han teletrabajado: la dificultad de desconectar, ya que «no hay horas». Pero fue al ayuntamiento a coordinar el reparto de mascarillas entre «todos los vecinos». Cada uno recibirá una unidad FPP2 --proveída por la Diputación-- y otra quirúrgica comprada por el consistorio.

La munícipe confiesa que esa ventaja tan envidiada por las ciudades de poder salir a la calle sin restricciones horarias supone «más libertad, pero a la vez mayor preocupación, porque las rutinas llevan a los vecinos a elegir las mismas horas y se producen concentraciones que con el personal del que disponemos es complicado controlar».

Con todo, el sentir general es que los habitantes de les Alqueries se han portado bien. Así lo cree Ascen, propietaria de una carnicería junto a su marido, Teodoro. Si bien ya prestaban el servicio a domicilio «para algunas personas mayores», desde marzo ha ido en aumento. Su vida es casi la misma, de la carnicería a casa y viceversa, pero sí ha detectado un cambio de hábitos: «Antes compraba más la gente mayor y ahora lo hacen más los jóvenes».

Teodoro y Ascen han intensificado en su carnicería el servicio a domicilio estos días.

Desde casa les ha comprado Suni, que solo ha salido una vez, esta semana, para ir a la peluquería y a la farmacia; sus hijos la tenían atendida. Se siente más segura así, al igual que su marido Pepe, que solo ha cruzado la puerta «para ir al huerto».

Suni no ha salido de casa durante todo el confinamiento y Pepe, solo para ir al huerto.

Quien no ha entrado casi ha sido José Pascual, jardinero, que no ha dejado de trabajar. Recuerda la extraña sensación de los primeros días del estado de alarma: «Ir por la carretera sin cruzarte con nadie genera una sensación de desamparo». Con una mujer sanitaria, Estela, sus dos hijos, Lluna y Arturo, han llegado a quedarse solos, muy a su pesar, sobre todo a la vuelta, por el temor de ambos a contagiarlos.

Lluna celebró su cumpleaños confinada, en familia, con José Pascual, Estela y Arturo.

En casa de Puri las cosas tampoco han sido fáciles. La pequeña Nahia ya estuvo ingresada en diciembre y febrero con neumonía, por lo que la preocupación familiar ha sido máxima. «Desinfectamos toda la compra», llega a decir su madre. Ahora ya sale a la calle, con su hermano Yerai, pero con mucha precaución.

Puri sale a pasear con Yerai y la pequeña Nahia, a la que protegen especialmente.