«Desamparados», «desprotegidos» y, sobre todo, con mucha incertidumbre ante el «futuro negro» que planea hace meses sobre el sector. Llevan un año en blanco y tienen asumido que, a corto plazo, la situación no cambiará. Hartos de reivindicar que son uno de los sectores más perjudicados por el covid y ver cómo las ansiadas subvenciones no se materializan, los ganaderos de reses bravas de Castellón plantean una alternativa a los políticos: ya que las ayudas no llegan, al menos que les dejen trabajar para volver, dentro de lo posible, a cierta normalidad.

De lo contrario, y si la pandemia no amaina, avisan de que algún hierro cerrará, porque es «insostenible». «Si esto se alarga un año más, que creo que pasará, será muy difícil aguantar. Algún compañero va o vamos a desistir de este oficio, ya que no conozco ningún negocio del mundo que, con los mismos gastos y ningún ingreso, pueda mantenerse», dice Germán Vidal.

Sacrificio de ganado

El dueño de la finca El Cortijo, en Cabanes, lamenta que una de las principales consecuencias de la crisis es tener que sacrificar mucho ganado. El balance del 2020 habla por sí solo: «Matamos unas 320 cabezas, más del doble que en un año normal (unas 150)». Y aunque agradece la ayuda que le brindó la Diputación, los 15.000 euros que le dieron solo le han servido «para cubrir los gastos de un mes».

«Aquí la única manera de subsistir es trabajando», afirma, y critica que en el debate «se han mezclado toros sí, toros no y esto es ganadería»toros sí, toros no. «La pandemia les ha venido muy bien a los políticos para agilizar la forma de terminar con la tauromaquia», concluye.

Misma opinión defiende Juanma Vicent Moliner, dueño de La Espuela, en l’Alcora, quien avisa que la ganadería «no es un negocio cualquiera». «Actualmente tenemos unos 250 animales, que todos los días comen. No vemos reflejada ninguna ayuda, y la única que nos han ofrecido hasta la fecha no da ni para alimentarlos un mes. Ya que las subvenciones no llegan, por lo menos que nos dejen trabajar con la máxima seguridad que podamos mantener, es lo único que pedimos», reivindica.

Desde Cabanes, Miguel Parejo, dueño de la ganadería homónima, lanza una petición que va por el mismo camino que el de su homólogo. «La Conselleria nos ha denegado hasta ahora todas las ayudas. Hemos estado un año sin poder trabajar, pero otro tengo claro no lo podremos aguantar si seguimos igual. Estamos en una situación crítica», clama. Informa Héctor Gozalbo.

Ayudas por cabeza

Mientras, la asociación de ganaderos, al igual que la Federació de Penyes de Bou al Carrer, ya ha pedido a la Generalitat que la línea de ayudas prevista para las explotaciones de reses bravas, ya en tramitación, tenga en consideración el número de cabezas de ganado para que sean más justas, equitativas y sean en proporción a los animales que tenga cada beneficiario.