La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Castellón ha dado carpetazo a la causa que investigaba si el alcalde de Betxí, Alfred Remolar, incurrió en un delito de prevaricación por el traslado de la cruz del Calvario, que una vez restaurada, se recolocó en la fachada principal del mausoleo de los párrocos locales, en el centro del camposanto. El tribunal ha desestimado el recurso de apelación interpuesto por la Asociación de Abogados Cristianos contra el auto del 25 de noviembre del 2019 del Juzgado de Instrucción número 2 de Nules, que ya archivó la causa al considerar «acertado y adecuado a derecho la forma de actuar del alcalde».

De hecho, Remolar negó entonces que la actuación respondiera a causas ideológicas, y declaró que el monumento fue recolocado en el mes de junio, tras ser restaurado «por seguridad ante su deterioro evidente», según un informe del técnico municipal.

Ahora, la Audiencia Provincial refleja, en el auto al que ha tenido acceso Mediterráneo, que «es evidente que la conducta del querellado, en cuanto a que autorizó la retirada, rehabilitación y reubicación de la conocida como Cruz del Calvario, no encaja en el tipo delictivo citado».

El tribunal no considera delito de odio

El tribunal considera que «tampoco se vislumbra componente alguno relacionado con los delitos contra los sentimientos religiosos y de odio que cita en su recurso, con claro exceso, la asociación querellante» y que los hechos llevados a cabo por el Ayuntamiento relacionados con el traslado y restauración de la conocida como Cruz del Calvario de Betxí, «obedecieron a la necesidad de dar respuesta al deterioro de la misma, la cual había sido puesta de manifiesto por los técnicos municipales».

Por su parte, el primer edil se mostró «muy contento» por la decisión judicial. «Estoy muy satisfecho de que por fin se acabe; he podido demostrar mi inocencia y el hecho de que siempre he actuado correctamente, primando el interés general y la seguridad de las personas por encima de cualquier otro aspecto», destacó Remolar: «Es un momento muy feliz para mí, para mi familia y para mis compañeros, que no encontrábamos sentido a toda esta causa injusta, ya que se había judicializado la vida política de Betxí».