Las comisiones falleras abren cada vez más la fiesta a los no comisionados, por lo que los casals dan paso poco a poco a la instalación de carpas en plena vía pública y muy próximas al lugar en el que se planta el monumento fallero.

Es la manera de, por una parte, disfrutar más de la fiesta, pero también de abrirla al público en general. Otro de los motivos es el del espacio, ya que es en estos días cuando todos los comisionados acuden a la falla y, en determinados casos, el casal se queda pequeño. Sea por la razón que sea, lo cierto es que cada año hay más toldos y, con ellos, más oferta musical durante la noche. Sin ir más lejos, anoche hubo dos que organizaron baile de disfraces.

NORMALIDAD // Lo que comenzó como algo excepcional es cada vez más normal y la mayoría de las entidades ya instala un entoldado en la semana grande de las fiestas josefinas. Este año se han unido dos nuevas entidades, Don Bosco y la Ravalera, y es una iniciativa bien vista por la edila de fiestas y presidenta de Junta Local Fallera, Lluïsa Monferrer.

Pero no en todos los casos el instalar una estructura de este tipo supone un coste extra para la comisión. Y es que son varios los entes festivos que ceden la gestión de la carpa a una empresa que se encarga de las actuaciones musicales o deejays y de obtener beneficio con la barra a cambio de sufragar el coste del alquiler y el montaje de la estructura.

Ése es el modo de funcionar, entre otras, de la Mercé, l’Escorredor o el Barri d’Onda. La Societat de Caçadors, por su parte, ha permitido que en su interior se instalen varias casetas de venta de bebida y comida. Y es que todo vale para aunar fiesta y conseguir ingresos extraordinario o bajar costes. H