Si hay una fiesta en Benicarló que hermana a todos los colectivos de la localidad es, sin duda, la de Sant Antoni. Si bien en sus orígenes la celebración se reducía al ámbito del sector agrario, pronto su idiosincrasia pasó a ser tradición y su popularidad se extendió, conquistando a toda la población. Responsables de este hecho es la Confraria de Sant Antoni Abat, que año tras año se vuelcan para organizar actos integradores y a los que invitan a participar a toda la ciudadanía.

Ayer, de nuevo, quedó patente el idilio existente entre la entidad y la población, cuando miles de personas volvieron a llenar hasta la bandera la plaza de Sant Bertomeu para asistir a la cremà del dimoni. Pendiendo de un cable y sobre una gran hoguera, la satánica figura fue pasto de las llamas hasta quedar reducida a cenizas y a un esperpéntico esqueleto metálico. El llamativo conjunto rojo que lucía, la capa, las botas y hasta la artística máscara que cada año confeccionan los usuarios del centro ocupacional IVAS-El Maestrat fueron consumidas por el voraz fuego.

LOAS Y COCAS // Y si la ejecución en la plaza del demonio es uno de los actos centrales y más esperados de la fiesta, no menos expectación despierta la intervención de los loeros, quienes, haciendo gala de su ingenio, declaman sus composiciones en verso en las que se hacen eco, con grandes dosis de humor, de la actualidad local más candente. Como ya es habitual, la corporación municipal y, especialmente la alcaldesa, sirvieron de inspiración a estos rápsodas del siglo XXI, pero no fueron los únicos. También se dedicaron caústicas estrofas a otras personas populares de Benicarló. Sin embargo, solo la primera edil tuvo derecho a réplica y con especial gracejo respondió, también en verso, a las alusiones.

Tras la obligada parada bajo el balcón del ayuntamiento, para solicitar permiso a la alcaldesa a fin de iniciar la cabalgata, los carros y caballerías recorrieron las calles y, desde los primeros, lanzaron miles de cocas a la gente.

La dulce e intensa lluvia de pastas provocó auténticas aglomeraciones y fueron muchos los que agudizaron su ingenio para conseguir hacerse con el mayor número de piezas del típico y deseado dulce de la repostería local.

‘IN MEMORIAM’ // Como ya hizo con la Feria de Sant Antonio, la Confraria dedicó los actos de la fiesta a honrar la memoria de uno de sus mayorales, Roberto Cornelles, fallecido hace unos meses, muy conocido y apreciado en la localidad por su talante y bonhomía.

Los actos continuarán hoy con una misa en honor al santo, la tradicional bendición de animales, la rifa, la entrega de premios y una verbena popular.