Los tratamientos contra la procesionaria en Benicàssim están comenzando a surtir efecto, al menos en algunas zonas. Fuentes de la protectora de animales de Castellón A.P.A. Por una manada feliz explicaron a este periódico que se están empezando a ver estas orugas sin vida en lugares como calles cercanas al paseo Pilar Coloma de la playa del Voramar o la Vía Verde del Mar, que une esta localidad con Orpesa por la costa. «Parece que el tratamiento empieza a dar sus frutos para erradicar la plaga», señalaron.

Cabe recordar que desde esta protectora advertieron hace pocas semanas de la existencia de procesionarias por las aceras públicas, por lo que pidieron a los propietarios de mascotas y a los padres de niños pequeños precaución con estos animales venenosos, peligrosos para las personas y que incluso pueden llegar a ser mortales para los perros.

Desde el Ayuntamiento de Benicàssim, la concejala de Sanidad, Vanessa Batalla, indicó al respecto que revisarían los puntos detectados, así como los parques y plazas, además de los alrededores de los colegios. Otra de las zonas donde fueron vistas las procesionarias fue hace escasas semanas en las inmediaciones del apeadero de tren de Benicàssim, una zona muy habitual para pasear a las mascotas.

Desde el consistorio se continúa con el tratamiento de endoterapia vegetal, por el que se está apostando en estos últimos años. En el 2017 se trataron más de 200 árboles singulares con este tratamiento, combatiendo así plagas como el tomicus o la procesionaria, con el menor impacto en el medio ambiente. El pasado ejercicio se amplió el número de especies sobre las que se hizo el tratamiento. Ahora, son el Cercis siliquastrum, Acer campestre, Acer pseudoplatanus, Acer platanoides, Tipuana tipu y Ficus microcarpa, incluyendo los Ulmus minor (sus nombres comunes son ciclamor, arce menos, ficus, palos rosa y los olmos). La falta de aves depredadoras de la procesionaria en esta zona ha hecho más difícil también el control de la plaga, que afecta sobre todo a los pinos.