Benicàssim cumplió ayer con la tradición y celebró la romería de Santa Águeda que se suspendió el pasado domingo, a causa de la lluvia. La jornada arrancó, como es habitual, con una misa en la iglesia de Santo Tomás y el posterior reparto de pañuelos por parte de la reina, Lucía Pallarés, y sus damas, así como de la alcaldesa, Susana Marqués, acompañada de otros ediles como el de Fiestas, Arturo Martí. Un acto en el que también se repartieron algunas coquetes de Sant Antoni.

Pasadas las 9.30 horas, dio comienzo la romería, con el grupo de dolçainers a la cabeza, seguidos de los cuatro portadores de la imagen de la patrona. Detrás iba ya toda la comitiva, encabezada por la reina y las damas de las fiestas, Marqués, Martí y también los concejales Vanessa Batalla, Javier Alonso (PP) y Cristina Fernández (Ciudadanos), seguidos de todos los vecinos que participaron en el acto.

A pocos minutos de la salida se hizo la típica parada en la calle Santa Águeda para recargar fuerzas con el reparto de dulces y moscatel entre todos los asistentes. Seguidamente, se retomó el camino hasta llegar a la ermita del Desert de les Palmes, culminando un trayecto de cuatro kilómetros por montaña.

En la capilla del ermitorio se ofició una misa campera, a la que siguió un almuerzo y el retorno a la localidad. En cualquier caso, se constató un descenso en el número de participantes respecto a otros años, probablemente como consecuencia del cambio de fecha a que obligó la climatología.

De todos modos, el buen tiempo acompañó a una jornada festiva, a la que también se sumaron grupos de extranjeros procedentes de Reino Unido, que se alojan en el cámping Azahar y que disfrutaron del acto, portando los pañuelos de Santa Àgueda, probando los dulces y moscatel típicos y recorriendo la ruta.