Desde antiguo se afirma que los niños siempre dicen la verdad. Una sentencia que, de alguna manera, obliga a tenerlos muy en cuenta, máxime sabiendo que son el futuro.

Así lo han entendido en el Ayuntamiento de Betxí, donde ayer se celebró el primer pleno para decidir el presupuesto infantil. El salón noble del consistorio se convirtió por unas horas en una improvisada aula en la que los pequeños han sido capaces de ponerse de acuerdo para pactar en qué se emplea el dinero de todos.

Dos representantes de cada curso de los que han participado en el proyecto han intervenido en la peculiar sesión plenaria. En concreto, han sido un miembro de cada clase de las tres que hay de Infantil, así como de primero a cuarto de Primaria. En total, más de 300 estudiantes han vivido directamente esta experiencia.

Cada una de las clases ha elegido el módulo que ha considerado más interesante de entre los seleccionados previamente (un total de 15). Después, se han votado en el pleno y los más respaldados han sido la instalación de una tirolina y un columpio nido, del que también pueden hacer uso niños discapacitados, una prueba fehaciente de que, ante la disyuntiva de elegir un elemento de ocio, los menores optan por el más acorde al bien común.

El alcalde, Alfred Remolar, subrayó su satisfacción por comprobar “cómo los niños saben utilizar el dinero para contribuir a la integración. Y lo hacen de una manera natural, puesto que no tienen los prejuicios que quizá podemos tener los adultos”.

Remolar destacó que este proyecto ha sido “muy enriquecedor para todos los intervinientes, especialmente, para los políticos, ya que los pequeños nos han hecho llegar comentarios muy concretos sobre sus intereses personales y cómo mejorar el pueblo”. H