Este es el paso que será prácticamente el definitivo en el proceso de restauración del Palau de Betxí». Así considera el alcalde, Alfred Remolar, la importancia de las obras que acaban de arrancar en el Teatro Modernista que forma parte del histórico inmueble.

La actual reforma es la cuarta fase de la rehabilitación y forma parte de un plan «largamente anhelado» del gobierno municipal, el cual considera que estas intervenciones se han convertido en un «referente» de la recuperación del patrimonio valenciano.

Con un presupuesto que suma 600.000 euros, de los cuales 426.000 los aporta el Ministerio de Fomento, a través de la subvención del 1,5% cultural, el proyecto se centrará en reformar el teatro, las salas adyacentes y los pasadizos comunes de la primera planta.

Sobre el apoyo de otras administraciones, el primer edil recalca que «en los últimos años hemos sido un referente de la buena gestión y el diálogo institucional, lo que nos ha dado como fruto que el municipio haya recibido alrededor de dos millones de euros para hacer realidad esta iniciativa».

PLAZOS

Fuentes del consistorio consideran que las actuaciones en marcha se alargarán «al menos» un año y medio. El primer edil muestra su satisfacción por este avance del planeamiento inicial, ya que manifiesta que «es muy importante para la localidad ya que, por un lado, los vecinos recuperan una parte de su legado histórico y, por otro, supondrá atraer turistas, lo cual repercutirá positivamente en la economía local».

La restauración del Palau, joya del Renacimiento valenciano, comenzó con la aprobación de un plan director el año 2013, y está previsto culminarlo en cinco etapas. Actualmente, están concluidas las tres primeras, la cuales han supuesto «poner en valor y abrir al público el magnífico patio renacentista, la Sala de Volta y el Patiàs», detalló Remolar.

Cabe recordar que el Palau-Castell de Betxí está situado frente al consistorio, en la plaza Major. Se considera un edificio de origen romano, aunque las primeras documentaciones sobre el mismo son de la época musulmana. En el 2002, el Ayuntamiento adquirió el inmueble, tras comprarlo a sus últimos propietarios, la familia de Pasqual Meneu para frenar el progresivo deterioro del recinto.