Un cuarto de siglo. Este es el tiempo que lleva rompiendo la hora el Grup de Bombos i Tabals de Benicarló, capitaneados por su presidente, el carismático Paco Maura. Rompiendo la hora y, también, coloquialmente, partiendo la pana, pues la agrupación ha conseguido cambiar y poner en valor la Semana Santa local con su estruendosa aportación al completo programa de actos.

Una vez más, la céntrica plaza San Bartolomé se convirtió en un hervidero de gente ávida por contemplar y disfrutar del mágico instante lleno de simbolismo en el que un cofrade da el primer aldabonazo tras sonar la última campanada que señala las 12.00 horas del mediodía. A continuación, repiqueteando al unísono, el fragor de cientos de tambores y bombos simularon el estruendo del temblor de tierra que, según la biblia, se produjo cuando Jesús, en la cruz, exhaló su último aliento y murió.

Este año, y como no podía ser de otra forma, el privilegio de dar el primer toque recayó en Maura, alma mater de la agrupación. «De los que empezamos hace 28 años únicamente quedo yo como miembro fundador y el grupo ha decido otorgarme la batuta, de lo que me siento muy honrado», confesó el máximo responsable de la agrupación, a la vez que echaba la vista atrás para recordar que hace ahora un cuarto de siglo, la entidad junto a otras de l’Alcora, Moncofa y Almassora, formaron el colectivo provincial y, desde entonces, les han acompañado. «Además, después de nosotros y únicamente en Benicarló, se formaron cuatro asociaciones más de bombos y tambores, y creo que eso es significativo de algo especial», remarcó Maura.

El número de participantes ha crecido paulatinamente y en esta edición del 25º aniversario ha sido la convocatoria de mayor afluencia, con 22 entes llegados de la Comunitat Valenciana, Cataluña y Aragón que sumaron 600 cofrades. Entre ellos, la alcaldesa, Xaro Miralles, y su antecesor, Marcelino Domingo.