El éxito acompañó, una vez más, a Nueva Jerusalén, la obra dramática sacra más antigua de la provincia --cumplió 43 ediciones-- que narra los últimos momentos de Jesús en la tierra. La población acrecentó cinco veces sus habitantes y el número de vehículos y espectadores inundó la villa, calculando la participación de unas 25.000 personas. Entre los asistentes estuvo el presidente de la Diputación, Javier Moliner.

Los cinco escenarios públicos en los que se desarrolla la Pasión se vieron repletos de gente que, desde mucho antes de la iniciación de los actos, deambularon en busca de una ubicación cómoda. Eso sí, algunos marcos, por la simultaneidad de escenas, se vieron más completos que otros, aunque todos ellos se llenaron.

La plaza de la Fuente fue uno de los puntos principales. Allí se pudo contemplar la reunión del Sanedrín, con la presencia de Judas Iscariote, Pilato, Claudia, Barrabás o un grupo de judíos enardecidos. Un poco más allá, Herodes, rodeado de mujeres. La Cena fue en una casa privada.

Otro escenario muy visitado fue el del Huerto de los Olivos, de intenso dramatismo, ambientado --como el resto de la obra-- por la música de Beltrán Moner.

El Vía Crucis recorrió las calles, y en uno de sus instantes, los espectadores fueron sorprendidos por la aparición de un Judas Iscariote ahorcado en un árbol.

culminación // El final del drama fue en el montículo del Calvario. Allí, las tres cruces fueron contempladas por un gentío impresionante, frente la imagen de un Jesús, interpretado por Rafael Lloret, quien volvió a conquistar al público con su realismo.