Una práctica que debería ser de lo más extraordinaria, como no poder beber del grifo o no poder utilizar agua potable para cocinar, se está convirtiendo en algo casi habitual para los vecinos de Borriol. La localidad cumplió ayer el quinto día con la restricción de su uso, después de que el Ayuntamiento vetara su utilización para consumo humano como consecuencia del temporal, y las previsiones no son demasiado halagüeñas: el problema todavía está lejos de resolverse y podría persistir una semana más.

Así lo dejó caer ayer el alcalde, Hèctor Ramos, quien, aunque aseguró que las analíticas que realiza el Consell evolucionan favorablemente, el agua del depósito municipal todavía sale turbia y no reúne los niveles de calidad suficientes para que los residentes puedan beber o emplearla para fines culinarios. El munícipe, que explica que está «en contacto permanente» con los técnicos de Conselleria, reconoce que, ante la tardanza en hallar una solución, esta situación anómala --y en teoría temporal-- podría ser de forma crónica. «Es una posibilidad que está dentro del bombo, que en caso de cumplirse, obligaría al Ayuntamiento a tomar, evidentemente, medidas de carácter extraordinario», anunció.

Aun así, el primer edil prefiere huir del alarmismo y cree que esta continuada restricción no genera «caos» en el municipio. «Obviamente los vecinos preguntan, pero no es un drama», comenta Ramos, quien remarca que los habitantes pueden utilizar el suministro hídrico para lavar los platos o ducharse. «No es que no haya servicio de agua potable en Borril», puntualiza Ramos.

Además, el alcalde afirma que en la localidad no hay mucha costumbre de beber directamente del grifo y recuerda que, además de poder adquirirla, el agua de las fuentes municipales sí es apta para el consumo humano.

El problema reside, tal como detalla, en el agua procedente del depósito del Pou de Marzà, alterada tras el último episodio de lluvias, y que no hubiera provocado un contratiempo tan continuado de estar disponible el otro depósito, el Pou de Quintana, que actualmente está en obras.

Quien sí está haciendo su particular agosto con esta restricción es el supermercado de la localidad, que, como publicó Mediterráneo, duplica la venta de agua estos días. Tal como apuntaron algunos vecinos, pese a la lógica preocupación, no es la primera vez que sucede una limitación así en Borriol, pues ya había ocurrido en episodios anteriores de intensas precipitaciones.