Cuando de toros se habla, la primera impresión cuenta, y mucho. Y los dos animales encargados de inaugurar la temporada taurina de la Vall d’Uixó, dentro del programa de las fiestas patronales de Sant Vicent, dejaron ayer un buen sabor de boca entre la afición, sobre todo por lo espectacular de su presentación.

Lo más comentado entre los cientos de asistentes que llenaron el recinto fue, precisamente, lo imponente del segundo de la tarde, un ejemplar del Montecillo que realizó «una salida espectacular», como describieron no solo el responsable del apartado taurino de la comisión, Enrique Bonifás, sino algunos expertos taurinos consultados por Mediterráneo tras las exhibiciones.

JUEGO SIN BRILLOS / Cierto es que el más esperado, el que siempre genera más expectativas, es el conocido popularmente como bou de Sant Vicent. Para la ocasión, los organizadores escogieron un Vegahermosa de nombre Relegado. Con una salida tópica, sin grandes alardes, mereció el aplauso del respetable por su bonita morfología «muy fina, con mucha cara». Corrió por el recinto «lo que siempre es bueno, porque la gente puede verlo», dio algún que otro susto, pero pronto se cansó de responder a las citas de los rodaors y se acomodó en la plaza.

De Deslío, tras su sonada aparición, se esperaba un poco más, pero, «en una arrancada por un callejón, se hizo daño en una pata y ya no dio más juego», relató Bonifás que, a pesar de no poder resumir la tarde por una brillante intervención de los dos morlacos, mostró su satisfacción tras el estreno «por la buena presentación. La gente lo comentaba y estaba contenta», que al fin y al cabo es lo que espera la entidad.

Entre el público se encontraba un invitado especial, el propietario del Montecillo, David Sánchez Medina, que disfrutó del espectáculo como uno más, aunque con el interés inevitable de «saber qué tal iba a funcionar el morlaco en la calle y conocer cómo son los bous al carrer».

Al cierre de esta edición debía clausurar la jornada el toro embolado de José Luis Osborne.