El Mercat de la Mar ya tiene fecha de apertura. Será el 8 de enero, el primer domingo después de las fiestas navideñas. Se desvela de este modo una incógnita que ha estado encima de la mesa más de un año. En concreto, desde que, en septiembre del 2015, el equipo de gobierno decidiera no prorrogar el contrato con la empresa Mercaplaya que era la que venía gestionando durante una década el mercadillo de los domingos. Fue entonces cuando la firma se marchó a Mascarell.

Ahí comenzó un largo proceso de alrededor de 16 meses para la puesta a punto del nuevo recinto, que se mantendrá en la explanada del Arenal, pero ahora con gestión municipal y una limitación de los puestos de venta, al tiempo que un mayor control de los mismos. Así lo explicó ayer la edila de Comercio, Inma Carda, quien indicó que se vigilará que los productos que se vendan no sean falsificaciones, «como ya se hace en el mercado de los martes, y también que los vendedores sean exclusivamente aquellos a los que se les ha concedido la plaza en el concurso que puso en marcha el Ayuntamiento a principios del presente ejercicio».

«Ya se ha comenzado a llamar a las personas para que paguen el primer trimestre y, en cuanto abonen la cuota, se les dará una tarjeta identificativa individualizada para cada puesto», destacó la concejala. Así, además de evitar problemas futuros, se tendrá la certeza de que cada vendedor ocupa la parada que le fue asignada y que, además, es la persona a la que le fue dada la plaza.

más seguridad // Carda adelantó que el Mercat de la Mar presenta una reducción de alrededor de 70 puestos respecto al anterior y eso se debe a que, para cumplir las normas de seguridad, no caben más. El antiguo tenía 290 y, por lo tanto, «no cumplía con las medidas de seguridad». Del mismo modo, también se han homogeneizado los puntos de venta a solo dos tipos, 6 y 12 metros lineales. El futuro mercadillo se regirá por trimestres y no prestará servicio entre julio y septiembre, ambos meses incluidos.

Carda señaló, asimismo, que «se han habilitado plazas para personas con movilidad reducida». La concejala espera que el recinto sea del agrado de los compradores, pero al mismo tiempo pretenden «que se respete al máximo el entorno en el que se ubica». Por este motivo, se les entregará a los propios comerciantes una bolsa grande para que allí tiren los envoltorios o los restos de la fruta y la verdura. Se trata de evitar tanto que las bolsas salgan volando, como que las verduras y frutas manchen el suelo.

En esta línea, el departamento de Comercio anunció la puesta en marcha de una campaña de concienciación medioambiental también para los usuarios, a quienes se les regalará una bolsa reutilizable para que precisen mucho menos de plástico.