El alcalde de Burriana, José Ramón Calpe, y el edil de Urbanismo, Juan Granell, se reunieron ayer durante una hora y media con los representantes de Golf Sant Gregori. Aunque las dos partes pactaron que no trascendiera el contenido de la misma, parece que hubo una buena sintonía entre ellas. Por tanto, el equipo de gobierno local no arroja la toalla sobre la posibilidad de llegar a una suspensión temporal, por dos años, si antes no se alcanza el acuerdo para la venta del PAI.

Esta es una opción en la que confía la entidad crediticia porque, tras el parón en las negociaciones del mes de agosto, las mismas se van a intensificar. Esto se debe a que Bankia tiene la obligación de deshacerse de sus activos inmobiliarios por haber recibido ayuda de fondos europeos y el tiempo ya comienza a apremiar.

La rescisión de la condición de agente urbanizador podría sumir al consistorio de Burriana en múltiples litigios judiciales y ello tampoco implicaría que el proyecto urbanístico fuese a convertirse en realidad a corto plazo.

Otro de los aspectos que la empresa no comenta es la imposibilidad de ejecutar la urbanización de todo el PAI, puesto que aún no dispone del visto bueno de Costas para regenerar la playa de Sant Gregori. De este modo, sus letrados entienden que no se pueden comenzar a contar los plazos para terminar la urbanización, ya que ese es, junto con el campo de golf, uno de los principales atractivos del proyecto. H