Burriana clausuró ayer su feria comercial del verano, la Mediterrània Pop Up Market, celebrada a lo largo del fin de semana, que cumplió su tercera edición como un evento consolidado enmarcado en el panorama veraniego.

Se trata de una actividad diferente al resto de las que se organizan en el municipio, tanto por su ubicación, en el antiguo cámping y a pocos metros de la playa, como por la decoración del emplazamiento, duración y las propuestas programadas. En las horas de mayor sol se produjo un descenso de visitantes, que se recuperó con una mayor afluencia de público al caer la tarde.

Los diferentes conciertos, talleres o desfiles registraron un buen número de participantes, mientras desde la Federació de Comerç valoró «positivamente» el apartado de ventas. El número de expositores se estabilizó en una treintena. Añadieron que uno de los propósitos es «ofrecer todo lo que tenemos en el comercio de Burriana. Cada uno trata de sacar lo mejor, con el convencimiento de que lo nuestro no puede encontrarse en otra población».

ATRACCIÓN / Cada negocio enfoca la cita de una manera, explicaron desde la Federació. «Unos, como rebajas para reducir stock, mientras que otros la usan como reclamo para captar clientes, y también casi todos incorporamos algo de nueva temporada porque, aunque sabemos que eso no se venderá aquí, sí que sirve para llamar la atención y cerrar futuras ventas», detallaron.

A lo largo de estos tres años, «la evolución ha sido positiva, ya que siempre hemos ido mejorando aspectos organizativos respecto a la anterior ocasión y vamos a seguir por ese camino», valoraron, con la mirada en atender a su clientela habitual, a la vez que atraen a gente de otras localidades de la provincia, e incluso a los veraneantes de fuera.

Con estos elementos, la feria ya es todo un referente del tejido comercial en la temporada vacacional, con unos incentivos especiales diseñados para mostrar algo diferente a lo habitual. Durante las tres jornadas, el público pudo disfrutar de conciertos como el de Patxi Ojana, que reunió a un buen número de aficionados al flamenco, como un complemento a la vertiente de las compras en las paradas desplegadas.