Arrancaron las exhibiciones taurinas de las fiestas patronales en honor a la Mare de Déu de la Misericòrdia de Burriana y lo hicieron con el recinto taurino lleno hasta los topes de aficionados. Lleno en la arena, lleno en los cadafals y también en las escaleras de la plaza del Ayuntamiento.

Había ganas de toro y el respetable pudo disfrutar por partida triple --dos bous por la tarde y uno, embolado, por la noche--.

El que abrió el festejo fue un ejemplar patrocinado por el Ayuntamiento de Burriana. Fue un morlaco colorado de la ganadería Albarreal, marcado con el número 33 y guarismo 3, pero no es de los de mayor edad de los que este año se lidiarán en Burriana.

El animal acudió a la llamada de los rodaors y, aunque al principio se mostró reticente a abandonar la plaza del Ayuntamiento, finalmente el astado recorrió la calle Mayor y también El Pla, para acabar transitando, prácticamente, toda la vila del bou.

HERIDO SIN CONSECUENCIAS / El segundo toro de la tarde causó el único percance de la jornada, pero no tuvo consecuencias graves y quedó en un susto. Un joven recibió un golpe del astado antes de que pudiera entrar en el cadafal. Tras una pequeña cura y revisión en la enfermería del propio recinto, el herido se pudo marchar por su propio pie a casa. Eso sí, se llevó un buen sobresalto y pudo haber resultado mucho peor.

El segundo toro de la tarde lo patrocinó la Penya de Penyes Satine y pertenecía a la ganadería de Manuel Ángel Miralles. Fue un animal de los más jóvenes que se soltarán en estas fiestas, con guarismo 5, de buena presencia, buena salida y lidia hasta que se refugió en las calles más estrechas del recorrido de Burriana.

La jornada la completó un astado cerril embolado por la noche. Un ejemplar de la ganadería de La Palmosilla y costeado por el consistorio, con guarismo 4 y de color negro azabache.

La primera jornada taurina, no obstante, se inició con un encierro de seis toros de corro de la ganadería de La Espuela. Amantes del bou deseosos de disfrutar de un encierro de novillos que transcurrió sin mayores consecuencias. Consiguió congregar a un buen número de aficionados, que corrieron junto a los astados y detrás de ellos, intentando llevarse el trofeo de tocarlos. Posteriormente, disfrutaron con la suelta de ganado vacuno.