Los hallazgos históricos no siempre aparecen bajo tierra. En la parroquia de Càlig, una parte de su pasado estaba en un falso techo de la sacristía, con documentos que constituyen un fiel reflejo del devenir de los tiempos en la localidad del Baix Maestrat.

El historiador Josep Manuel Quixal detalla el origen en su curiosidad. «Tras el concilio de Trento, en el siglo XVI, se hicieron unas reformas en la parroquia, y rebajaron la altura de algunas estancias. Tenía curiosidad de saber qué había encima de una ranura, y en el 2017 pedí permiso al párroco para saber si había algo interesante», afirma. Tras contar con una escalera de tamaño adecuado, comprobó la presencia de numeroso material, «que recoge la administración eclesiástica, libros de uso diario e incluso papeles sobre la economía de familias y sacerdotes», comenta.

En total, el material consta de 3.000 documentos, 200 libros y 200 conjuntos de papeles. El más antiguo es de 1325, y el más reciente, de 1893. Un dato relevante es saber por qué habían estado escondidos. Según Quixal, «pensaba que fueron guardados para no ser destruidos en la Guerra Civil, ya que de hecho hay testimonios de que hubo un incendio del archivo a la puerta de la iglesia; pero en este caso parece que simplemente necesitaban espacio y los pusieron ahí».

Atribuciones

El investigador remarca que lo encontrado --aún en fase de estudio-- es propiedad de la diócesis de Tortosa, «aunque hay tener en cuenta que antes, casi toda la vida pasaba por una iglesia. Eran los curas quienes daban fe del nacimiento y la muerte de las personas, y eran el centro de la sociedad hasta mediados del siglo XIX». Un reflejo del pasado del que los habitantes pueden presumir, cuando creían que había desaparecido para siempre.