Los vecinos del barrio Carbonaire no han recibido con agrado la noticia de que de los 3,5 millones que la Generalitat destinará en el 2020 a la Vall d’Uixó dentro del plan Edificant no haya dotación para la reconstrucción del colegio Rosario Pérez, una obra prometida y aplazada de forma sucesiva durante más de 20 años, como explicó el presidente de la asociación de vecinos, Miro Sánchez.

Es por ello que, en la particular carta que cada mes de enero hacen llegar a los Reyes Magos, han expuesto todas las acciones y actividades que desde el colectivo llevan a cabo a lo largo del año para mantener vivo el barrio más grande de la ciudad --con unos 5.000 habitantes--, como argumento principal para reivindicar que ya va siendo hora de que tengan «una compensación acorde a nuestras necesidades».

Y es que el «sentir general» es que los problemas tanto puntuales como generales que vienen planteando ante el Ayuntamiento no tienen respuesta. El caso del colegio sería para ellos el más flagrante y doloroso, pero hay una larga lista que, simbólicamente, encargan a Sus Majestades de Oriente año sí y año también.

Cambio de dinámica

La conclusión a la que han llegado es que la costumbre de exponer de forma periódica el global de sus demandas «no da resultados», por lo que han decidido abordar problema por problema, como han hecho con el que sufren los vecinos de una calle que limita por detrás con el colegio, donde hay problemas de suciedad y acumulación de agua de lluvia. Del diálogo mantenido con el Ayuntamiento ha surgido una reunión el próximo 8 de enero. Esa será su apuesta, según Sánchez, «el diálodo, pero si no da sus frutos, abordaremos otras medidas».

Porque, a su modo de ver, los Reyes Magos deberían llevar carbón a los responsables municipales que, a pesar de su insistencia, «no han actuado» en la creación de zonas de sombra en la plaza 9 de Octubre, la ampliación de la casa de barrio o la seguridad en la carretera de Segorbe, entre otras peticiones recurrentes.