La reactivación del proyecto del Parador de Turismo en Morella ha superado una nueva fase, con la adjudicación de las actuaciones arqueológicas, previas a la labor constructiva. El delegado del Gobierno en la Comunitat, Juan Carlos Moragues, anunció ayer este paso, y remarcó con ello «el compromiso del Ejecutivo de Mariano Rajoy con la provincia de Castellón y una de las industrias que más riqueza y empleo está generando, como es el turismo».

El contrato ahora formalizado tiene un coste de 97.300 euros, con una duración total de 18 meses, si bien está previsto que el documento resultante ya pueda estar a disposición de Turespaña en un plazo de cuatro meses.

Las catas en el subsuelo resultan imprescindibles para la ejecución del edificio, ya que en función de los elementos hallados y su importancia se pueden producir modificaciones sobre el plan arquitectónico. Posteriormente se deberá licitar y adjudicar el proyecto, además de contratar la construcción para que esta esperada infraestructura de la capital de Els Ports sea operativa.

REACCIÓN / El alcalde de Morella, Rhamsés Ripollés, valoró que con esta medida de la Administración central «se da continuidad al nuevo procedimiento acordado, y esperamos que el Parador pueda estar hecho cuanto antes». Recordó que en el pasado «ya se hizo un estudio de estas características, que esperamos pueda servir para disminuir los tiempos que ahora están contemplados».

Moragues detalló que el contrato anunciado implica el inicio «de la cuenta atrás para ser una realidad, con vistas a convertirse en el gran referente para el turismo de interior en la provincia de Castellón». En este sentido, el primer edil morellano destacó que la reactivación de las obras «tiene que dar un impulso en la recuperación del patrimonio, y poner a la ciudad en un nuevo nivel de promoción, de la mano del tipo de clientela que moviliza el conjunto de Paradores de España».

El futuro edificio ocupa una extensión aproximada de 6.000 m2, y se situará en la zona más elevada del casco urbano, cercana al castillo que lo corona y junto a la muralla que conforma el perímetro exterior. Abarca el antiguo convento de Sant Francesc, del siglo XII, e inmuebles posteriores, como el cuartel o el monasterio de las monjas agustinas.