El encierro de toros cerriles de Vall d’Alba, que este año llegó a su quinta edición, fue más multitudinario que nunca. Numerosos aficionados llegados de toda la provincia y de la Comunitat se dieron cita ayer en el municipio para disfrutar, tanto delante como detrás de la barrera, del ya popular y esperado evento taurino, uno de los actos más importantes del amplio programa de fiestas que la localidad le dedica a sus patrones, San Juan Bautista y la Inmaculada Concepción.

Pocos minutos después del mediodía, y tras el disparo de los tres cohetes reglamentarios, los toros Andarín, Soguero, Tembloroso, Peluquín, Avanto y Tramojoso, del hierro gaditano de Cebada Gago, emprendieron carrera a toda velocidad desde el corro, ubicado en la calle Mayor.

Desde allí, y en un circuito de casi un kilómetro que cuenta con puntos de gran rapidez y visibilidad, como la recta de más de 800 metros coincidiendo con la avenida Castelló, los astados demostraron su casta, y los mozos exhibieron su valentía, corriendo delante de los animales y protagonizando escenas apasionantes. Durante la carrera se produjo algún que otro susto.

Corredores y reses hicieron su entrada triunfal en la plaza de toros de Vall d’Alba, lo que convierte al municipio en el único de la provincia que celebra unos encierros que terminan en un coso taurino; y también en uno de los eventos más parecidos a los Sanfermines y en una cita obligada para los seguidores taurinos.

«Con este acto, así como con el resto de festejos taurinos que se van a celebrar hasta el próximo domingo, el Ayuntamiento ha vuelto a poner a Vall d’Alba en el mapa de la afición», explicó la alcaldesa, Marta Barrachina, quien también subrayó que la oferta es «amplia y variada, ya que en estos momentos tenemos todo tipo de exhibiciones de toros en nuestro programa de fiestas».

La primera edila aseguró que el encierro de cerriles registró «una gran afluencia de público».