César Bona, uno de los maestros más aclamados del país, llenó ayer el teatro municipal de Benicàssim con su charla Mira a tu alrededor, una invitación a la reflexión, sin exhibir métodos nuevos, para hablar de la educación, «que no solo está en casa, sino en la escuela y en toda la sociedad; y se trata de derribar esos muros», aseveró.

A la pregunta de Mediterráneo --poco antes de iniciarse el acto-- sobre si cree beneficiosa la implantación de la jornada continua, Bona opinó que es un tema que incumbe «más a los adultos que a los niños». «Siempre se habla desde el interés del adulto, pero yo valoro mucho más cómo pasan cada minuto dentro de clase. Estoy seguro de que les daría igual continua o partida. Hay estudios en los dos sentidos», indica. Aun así, añade: «Si tuviera hijos me gustaría pasar el mayor tiempo posible con ellos». Y concretó que, «hablando de horarios, la prioridad sería pensar en el beneficio de los niños y no en el que tengan los adultos», puntualizó.

Bona, quien prefiere que no le presenten como el mejor maestro de España, fama que se ha ganado a raíz de ser finalista del Global Teacher Prize, el llamado Premio Nobel de los Profesores, señala que aún quedan cambios por hacer en educación, «sobre todo, en la sociedad, porque primero hay que aprender a valorar lo que ya existe, que es válido; hay cosas de hace tiempo que funcionaron y funcionarán».

Además, no cree en el castigo como método en la enseñanza. «En los años que llevo en esta profesión, que son unos 15, ningún castigo de los que impuse funcionó, creo que era la proyección de mi propia frustración y el resultado era nulo. Lo que sí que funcionó es hablar tranquilamente, conocerles e invitarles a participar».