El Pleno del Consell ha aprobado el decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural, con categoría de lugar histórico, la Real Fábrica de Loza Fina y Porcelana del Conde de Aranda, ubicada en la localidad castellonense de l'Alcora.

La tramitación del expediente se inició por resolución de incoación de 16 de julio de 2018, de la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte. En el expediente constan los informes favorables del Consell Valencià de Cultura, de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y de la Universitat Jaume I de Castelló. Además, se solicitó informe a las consellerias afectadas, sin que se haya formulado ninguna alegación.

La fábrica de loza fina y superfina de l'Alcora, conocida también como la Fábrica Grande, constituye la primera y más importante empresa de la Ilustración destinada al abastecimiento de productos cerámicos de alta calidad, principalmente para consumo nacional. Sin embargo, consiguió una gran proyección internacional, que la situó a la altura de las ya existentes en Europa.

Hoy en día se conservan piezas en importantes museos y colecciones privadas de todo el mundo, como, por ejemplo, en el Museo Nacional de Cerámica de Valencia, el Museo Arqueológico Nacional, el Musée National de Céramique de París, el Victoria and Albert Museum de Londres o el Metropolitan Museum de Nueva York.

Sus valores históricos y etnológicos se reconocen ahora mediante la declaración como Bien de Interés Cultural por el decreto que se publicará en el BOE y entrará en vigor el día siguiente de su publicación en el 'Diario Oficial de la Generalitat Valenciana'.

A través de este decreto se determinan los valores que justifican su declaración como BIC, se delimita y se describe el bien y se establece la correspondiente normativa protectora, así como el régimen de intervenciones y actuaciones en el lugar histórico.

Producto de máxima calidad

La fábrica fue edificada en 1727 en los terrenos propiedad del conde de Aranda, propiciada por la política proteccionista implantada por Felipe V. La confluencia de varios factores, como, por ejemplo, la continuada formación de los operarios, la contratación de destacados técnicos, la búsqueda de las mejores materias primas o la obtención de privilegios reales para la importación de materias primas y la comercialización de la loza, dio como resultado la obtención de un producto de la máxima calidad técnica y artística, considerado por los especialistas como la mejor loza europea del siglo XVIII.

La fábrica continuó en manos de la familia fundadora hasta medios del siglo XIX. A finales de este siglo se produjo un gran declive que se agravó en los años siguientes hasta llegar a su cierre durante la Guerra Civil.

Por último, cabe destacar que esta fábrica, de la que se conserva la nave con una zona de dos plantas, constituye un antecedente del actual sector del azulejo de la provincia de Castellón, basado en la tradición transmitida por la mano de obra altamente cualificada procedente de la fábrica.