Hoy, 19 de marzo, municipios como Burriana, Benicarló o la Vall d’Uixó deberían estar contando las horas para vivir una de las noches más esperadas del año, la Cremà. No obstante, la irrupción del covid-19 ha obligado por motivos extraordinarios que las fallas, en vez de estar plantadas a la espera de arder, se encuentren ahora mismo guardadas en diferentes almacenes hasta que pueden volver a las calles.

Burriana

Es el caso, entre otros muchos, de la falla Barri València de Burriana, que ve cómo los ninots con los miembros de la comisión. «Tenemos el corazón roto, pero albergamos la esperanza de poder celebrar como es debido, aunque sea en otro momento, la fiesta que más queremos», explica el presidente del colectivo, Carlos Ventura.

En la misma línea se pronuncia el máximo responsable de la Federación de Fallas, Salvador Domènech, quien cree que hoy es un día «triste», pero reconoce que «lo más urgente ahora mismo es centrarnos en frenar esta pandemia», para celebrar el esperado festejo «con toda su magnitud». Hasta entonces, una cuestión que queda pendiente es el traslado de los monumentos que aún están en los talleres de los artistas falleros, que van a necesitar un lugar donde dormir hasta tener la nueva fecha para las Fallas 2020.

Cuando anunciaron el aplazamiento de las celebraciones josefinas, el gremio de artistas falleros transmitió al Ayuntamiento su petición de disponer de un local donde almacenar las creaciones de las 19 comisiones. Al respecto, la alcaldesa, Maria Josep Safont, explica que ya están tramitando esa solicitud y que, en breve, dispondrán de un almacén con todas las garantías de seguridad para poder guardar los ninots. «Estoy convencida que de aquí a unos meses todo esto será un recuerdo amargo, que quemaremos las fallas y que servirá para replantearnos las prioridades vitales. Esto son las fallas: renacer de las cenizas», aseguró.

Benicarló

Misma desolación comparten en Benicarló, donde los monumentos de 10 de las 13 comisiones de la localidad esperan poder recibir el final que merecen desde la nave que el presidente de la falla La Carrasca, Juan Orero, puso a disposición del Ayuntamiento, una propiedad que tiene en el municipio, con más de 2.400 metros cuadrados de extensión y 14 metros de altura. «Estamos muy tocados, ya que no sabemos qué presupuesto podremos tener para las Fallas del 2021», aseguró. También melancólico se muestra el concejal de Fiestas y Fallas, Pedro Manchón, a quien invade «la sensación de nostalgia que da el saber qué debería estar sucediendo ahora y que por culpa del coronavirus no estamos podiendo llevar a cabo».

Javier Sayago, presidente de la falla El Grill, confiesa que, como falleros, se sentían doblemente afectados «por la suspensión y por los motivos de esta», pero lo tiene claro: «antes que nada es la salud», añade, a la vez que explica cómo la resignación ha calado en su ánimo: «Poco a poco lo hemos ido asumiendo, todo el mundo sabe que nos crecemos ante la adversidad». Por su parte, el presidente de la Junta Local Fallera, Fede Guimerà, señala que su esperanza, ahora, «es celebrar la fiesta tan pronto se pueda y que todo esto quede en una anécdota, porque jamás hubiésemos imaginado esto», comenta.

La Vall d’Uixó

Tras el golpe inicial, desde la Junta Local Fallera asumieron que debían darse una pausa y recluirse en sus domicilios, como el resto de la población, sin darle más vueltas al asunto de haber tenido que suspender su fiesta después de tantos meses de preparativos. «Estamos deseando ponernos manos a la obra y sobre todo fijar una nueva fecha», aseguró su presidenta Iris Talamantes. Sin embargo, no resignan a desterrar el espíritu festivo y cada cual lo vive como puede. En la falla Les Llimeres tuvieron una bonita iniciativa al organizar una singular Visita Mutua a través de las redes sociales, que están contribuyendo a mantener vivos los ánimos y la ilusión. Talamantes confirmó que otras comisiones «tienen cosas preparadas», que se darán a conocer con total probabilidad a través de las mismas plataformas virtuales, hasta el punto de que podría haber alguna cremà, el interrogante es como el ingenio vencerá al gran obstáculo de no poder hacerlo en la calle.

Mientras los monumentos duermen en casales, los falleros asumen la tesitura como pueden, como sería el caso de la comisión de Sud-oest, cuyo cuerpo central no llegó a salir del taller del artista, donde esperará a una nueva convocatoria. Ellos también aplazarán la celebración de su 25º aniversario, que de buen seguro, cuando tenga lugar, será más especial de lo que habrían imaginado.