Hasta el día 15 de marzo la mayoría organizaba su rutina a partir de horarios. La agenda y el reloj regían parte de la vida y de los movimientos ciudadanos. Hasta que todo cambió por el coronavirus.

Como animales de costumbres, que es lo que suele decirse. Y es que mucho de eso tienen las prácticas que se han instaurado entre los confinados. La cita más extendida, la de las 20.00 horas. Sin falta, desde hace más de una semana, se sale a los balcones a aplaudir para mostrar gratitud a los sanitarios, así como a todos quienes velan por el bienestar general.

En gratitud por cumplir

Pero quienes están en la calle saben muy bien lo complicado que llega a ser no tener libertad en el día a día. En especial, para los miles de niños de la provincia que no han pisado el asfalto ni una sola vez, demostrando mucho más compromiso social que algunos adultos. Y a todos ellos, a quienes están solos en casa, a quienes tienen dificultades especiales y aún así aguantan el aislamiento, la Policía Local de distintas localidades de Castellón les dan las gracias a diario a ritmo de sirena.

Es el caso de la Vall d'Uixó. Desde que comenzara el estado de alarma, la patrulla que está de servicio recorre una zona de la ciudad con los indicativos de emergencia. Es su manera de decir «es necesario reconocer que algo más del 90% de la población está respetando las medidas de reclusión», indica uno de los agentes impulsores de esta acción. Sobre todo quieren llegar a los más pequeños, para que sean conscientes de lo relevante del esfuerzo que están haciendo. En respuesta, reciben llamadas de agradecimiento «y preguntándonos cuándo pasaremos por un barrio u otro», aseguran.

La escena se ha repetido en otros puntos, de norte a sur, como sucede en Vila-real o Nules, entre otros lugares.