Entrar en la fase 1 no supone volver a la normalidad. La experiencia de municipios como Traiguera, que llevan una semana con más libertad de acción que la mayor parte de la provincia, indica que este avance no supone una garantía de volver a la normalidad, más bien solo significa empezar, tratar de recuperar lo que hace dos meses frenó en seco la epidemia, dejando cientos de miles de vidas en suspense.

Bien lo sabe José Ramón, propietario de uno de los bares de este pueblo de unos 1.300 habitantes del Baix Maestrat, que el lunes pasado, día 11, abrió las puertas de su local con la expectativa de «volver al trabajo, a la rutina». Aunque una semana después lleva la mochila cargada de dudas, interrogantes y temores. «En realidad creo que hemos abierto 15 días pronto y que habría valido la pena esperar a un nuevo cambio de fase para poder hacerlo con el 50% del aforo en el interior».

Este domingo, su terraza, ampliada, lucía diferente, pero la extrañeza y cierta preocupación ocupaba las mesas y las ausencias. «Las parejas jóvenes con hijos no están viniendo, ni la gente mayor», asegura. «No he hecho ni una sola cena y hemos perdido uno 70% de los almuerzos», añade. Así las cosas, su convicción es que «es cuestión de tiempo y confianza».

Josep, estudiante de un grado de Agricultura Ecológica, no ha dejado de seguir sus clases, a pesar de que muchas tienen un alto componente práctico. En cuanto a cómo está viendo su pueblo las últimas jornadas, asegura que «existe esa conciencia colectiva, la gente ha entendido que se trata de un trabajo de equipo». Y con esa convicción, por ejemplo, cuando los amigos van al bar no hacen grandes grupos. «Nos sentamos en mesas y separados, no queda más remedio», comenta.

También Dori, que trabaja como dependienta en una panadería del municipio, cree que los vecinos están teniendo un comportamiento ejemplar: «Los primeros días hubo bastante miedo y descontrol, pero cuando la gente se acopló, todo empezó a estabilizarse».

Quien más satisfecho está por la implicación vecinal es el alcalde, Javier Ferrer. «Estoy muy en contacto con la Guardia Civil de Sant Mateu y Vinaròs, y me aseguran que no han tenido que poner ni una sola sanción», dice.

La preocupación, a pesar de no registrar ningún positivo en la localidad, «siempre está», en especial a que lleguen contagios. Es por eso que, según el munícipe, «la atención es permanente»: «Hemos estado encima de la gente y ahora buscamos la forma de ayudar a los autónomos». Agradece los gestos solidarios, que se han multiplicado, y concluye que poco a poco, van «respirando».