El proyecto de regeneración de la playa de Almassora cumplirá con el descanso estival acordado, tras conseguir la ejecución del 90% de las obras requeridas. El impulso dado por el Servicio Provincial de Costas y la nueva empresa concesionaria en los último meses a los trabajos ha hecho posible que, ayer, acabara la construcción de las dos escolleras situadas en la playa de Benafelí.

Tal y como pactaron el equipo de gobierno y Costas con los representantes de los colectivos vecinales del distrito marítimo, las obras se detienen desde hoy hasta el 1 de septiembre. Las vallas han sido retiradas y los bañistas ya pueden disfrutar del litoral.

La prórroga de dos semanas concedida por el Ayuntamiento para la realización de los trabajos durante el mes de julio ha permitido «un avance considerable en el proyecto, que en apenas dos meses ha pasado del 40 al 90% de resolución», confirmó la concejala de Playas, Amaya Gómez. La edila agradeció «la comprensión de los residentes y el compromiso de la delegación provincial para cumplir con los plazos dados, según los que las intervenciones deberían finalizar a lo largo del próximo mes de octubre».

El subdelegado del Gobierno, David Barelles, por su parte, señaló que «se han levantado los espigones, quedando pendiente algo de aportación de grava». «Aun así, y a falta de estos remates, el cambio de la fisonomía de la playa es más que sustancial, y claramente se pueden percibir por los usuarios, con una anchura efectiva muy superior a la que hasta ahora había», remarcó ayer.

TRANSPORTE / Desde que se retomaron las obras, tras el traslado de la concesión a una firma valenciana, hasta diez camiones han participado en el transporte de los áridos y han atravesado en convoy la costa cada dos horas durante toda la mañana y solo a primeras horas de la tarde.

En este punto, el Ayuntamiento requirió a la empresa concesionaria el depósito de una fianza para garantizar la reparación de los posibles daños que el tráfico de vehículos pesados pudiese ocasionar en los viales de acceso al distrito marítimo. También a petición del ejecutivo municipal y de los vecinos, Costas ha utilizado unas pantallas para filtrar los restos de tierra que las gravas aportadas dejan en el agua del mar. Antes de su traslado, los materiales han sido cribados en origen para garantizar que la dimensión de las piedras sea inferior a ocho centímetros de diámetro, como refleja el proyecto que se acordó en su día.