Mano dura ante los asaltos en el monte. Es lo que reclaman los propietarios de los cotos micológicos de Els Ports para evitar los capítulos incívicos que se registran regularmente, principalmente en las campañas con mayor eclosión de setas. De hecho, ante los conflictos que padecen, los dueños se vieron obligados a reforzar la seguridad de sus terrenos contratando vigilancia privada, con el objetivo de complementar las patrullas del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona).

El conflicto de intereses no es nuevo y los problemas entre buscadores que no respetan las normas y las personas que poseen terrenos privados y masías con proliferación de hongos se repite en el tiempo. Fruto de ello, surgieron las zonas acotadas, donde está prohibida la recolección, con la excepción de tener permiso de los responsables de las parcelas.

A pesar de ello, estas áreas han sufrido capítulos de incivismo, que obligó a incrementar las medidas de control. «Los resultados el pasado año fueron muy positivos y conseguimos un mejor uso y mantenimiento de la montaña», destaca Sonia Traver, presidenta de la zona 1 de cotos de Morella. Durante el presente ciclo micológico, a la espera de una nueva eclosión por las precipitaciones previstas esta semana, no han llegado a contratar este servicio. «Volveremos a recurrir a ello si la temporada mejora y hay más presencia de gente que no cumple las normas, pero la sequía ha frenado la aparición de setas hasta el momento», recalca Traver.

Asimismo, los asociados de la comarca, quienes utilizan esta fórmula que delimita espacios naturales, piden a la Administración más medios para frenar a los furtivos del robellón, ya que, según comentan, «existen redes que se dedican a la recogida para su posterior comercialización». Este tipo de prácticas fue la que generó en su momento más malestar porque los dueños sufrieron, en campañas de alta producción, amenazas e, incluso, agresiones por parte de asaltantes.

unificación // Fruto de la unión entre propietarios se han establecido cuatro zonas en las que está prohibido recolectar setas, todas ellas englobadas en un gran coto micológico. Estas limitaciones abarcan explotaciones localizadas en los términos municipales de Morella, Vallibona, Herbers, Herbeset y Castell de Cabres.

Los impulsores también pretenden hacer público el «poco respeto» al medio ambiente de algunos aficionados. Lo ejemplifican con las «enormes cantidades» de basura acumulada y el «mal uso» de los cercados de ganado.