Con la llegada del primer fin de semana de mayo, Burriana transforma sus calles con aroma y color gracias a la tradicional fiesta de las Cruces de Mayo, que convierten la localidad en un gran jardín para dar la bienvenida a la primavera. En medio de las circunstancias actuales por el coronavirus, la celebración no es posible, pero no impide que los vecinos y las comisiones falleras echen mano de la imaginación e ingenio para que estos elementos salten de la vía pública a los hogares.

Residentes de la calle la Bosca invirtieron el tiempo de estar en casa, debido al confinamiento, en una oportunidad para preparar actividades como esta, que sin duda levantaron el ánimo de todos. Demelsa Polvoreda, burrianense de este barrio, lanzó a través de las redes sociales la propuesta. Fueron muchos los que recogieron el guante y se pusieron manos a la obra para sumarse a la iniciativa. Con materiales de lo más dispares, confeccionaron pequeñas cruces para recordar que este año no podrá ser, pero que la crisis pasará y el festejo volverá a estar en la calle.

Muchos falleros, que este ciclo no han podido vivir la plantà de los monumentos ni la de las Cruces de Mayo, también quisieron vivir esta cita tan querida. A través de canales virtuales mostraron el recuerdo de festividades pasadas y montajes sobre el origen de la tradición.

El 2020 está siendo atípico, pero los colectivos muestran desde sus casas que la ilusión es lo que de verdad viste las fallas, con la esperanza puesta en que este año todavía puedan celebrarse eventos josefinos.